La Paz, 11 jun (EFE).- Un operativo policial realizado este miércoles para levantar el bloqueo de carreteras instalado por seguidores del expresidente de Bolivia Evo Morales (2006-2019) en la región andina de Potosí se saldó con tres agentes fallecidos a manos de los manifestantes, según denunciaron las autoridades.

La Policía de Bolivia confirmó en la noche el deceso de un tercer agente, el sargento Jesús Alberto Mamani Morales, de la unidad de Bomberos Caracoles Potosí «quien falleció en cumplimiento del deber».
«Su fallecimiento representa una pérdida irreparable para la familia policial, y nos unimos en el dolor que hoy embarga a sus seres queridos», publicó en sus redes sociales el Comando Departamental de la Policía de Potosí.
En la tarde también fueron confirmadas las muertes de los subtenientes Carlos Enrique Apata y Brayan Jorge Barrozo.
Los tres agentes eran parte del operativo policial que buscaba llegar hasta el municipio de Llallagua, en el norte de Potosí, donde en la víspera los manifestantes atacaron a los pobladores de esa localidad que querían levantar los bloqueos de carreteras.
El Gobierno de Luis Arce denunció que los policías fueron emboscados en la carretera hacia Llallagua por las personas movilizadas, quienes estaban apostadas en los cerros aledaños, desde donde lanzaron piedras, dinamitas y, según las autoridades, también atacaron a los agentes con armas de fuego.
Cuando fueron confirmadas las dos primeras muertes, el ministro de Gobierno (Interior), Roberto Ríos, denunció que los policías «fueron vilmente asesinados por disparos de arma de fuego mientras cumplían su deber de proteger a la ciudadanía y la libre transitabilidad del país», en una jornada «marcada por la violencia promovida por sectores radicales» afines a Morales.
«Lo que estamos viviendo no es una demanda social legítima, es una estrategia violenta para forzar una candidatura inconstitucional. Morales quiere imponer su candidatura e intereses personales, aún a costa de vidas humanas y por encima del pueblo boliviano», manifestó.
Las muertes de los agentes recibieron una condena generalizada por parte de políticos y candidatos de oposición y del oficialismo por igual, quienes responsabilizaron sobre todo a Morales por la violencia.
Líderes opositores como el expresidente Carlos Mesa (2003-2005) calificaron de «inadmisible la indolencia y la permisividad del Gobierno de Arce ante la violencia generada por Evo Morales y sus cómplices» que están llevando al país a «enfrentamientos fratricidas».
En esta jornada, Arce ordenó a la Policía levantar los bloqueos y lamentó que esas acciones hayan derivado en «actos vandálicos» para «derrocar al Gobierno nacional» e imponer la candidatura de Morales, que, según dijo, es «inconstitucional».
Por su parte, Evo Morales dijo que Bolivia «vive una criminalización de la protesta» y señaló que el desbloqueo generará una «mayor rebelión y mayor sublevación ante el Gobierno».
Además del desbloqueo en Llallagua, la Policía también realizó otras operaciones en la región central de Cochabamba, donde se concentra la mayoría de los bloqueos, también en medio de tensiones con los seguidores del exmandatario.
Los grupos leales a Morales bloquean carreteras desde el 2 de junio para exigir que el político sea inscrito y participe en las elecciones generales del 17 de agosto, con un partido que no tiene personalidad jurídica vigente.
El expresidente, que está distanciado de Arce, insiste en ser candidato pese a no tener partido y a que el Tribunal Constitucional ratificó recientemente que la reelección en el país está permitida «por una única vez de forma continua», sin posibilidad de un tercer mandato, y él ya gobernó el país en tres periodos.
La Fiscalía investiga al exgoberante y a algunos dirigentes cercanos por ocho delitos, entre ellos terrorismo y obstrucción de procesos electorales, a instancias de una denuncia del Gobierno.