Jose Oliva

Barcelona, 6 oct (EFE).- El historiador Enrique Faes reconstruye en su ensayo ‘El agente suizo’ la vida de Georges Laurent Rivara, con el que destapa el mayor escándalo económico del franquismo, la fuga masiva de capitales en los años 50.
En una entrevista con EFE, Faes ha revelado que el caso llamó su atención porque es «una historia que por sí sola ya tenía ciertos ingredientes de novela negra: había ambición, peligro y castigo, pero es un libro de historia, todo documentado».
Decidió escribir el libro tras la localización de 20 cajas en un Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares (Madrid) que componen el sumario judicial del caso Rivara, que permitían reconstruir por primera vez esta historia de fuga de capitales en el franquismo.
Georges Rivara, explica Faes, se infiltró en la España franquista con cierta naturalidad, pues hablaba español perfectamente y llevaba desde los primeros años 50 ocupándose de la cartera española de clientes de la Banque Suisse.
Aunque las autoridades estaban al tanto de lo que pasaba, Rivara no se movía en la clandestinidad absoluta; sus clientes sabían quién era y dónde estaba y quien quisiera entrar en la red sabía cómo podía hacerlo.
La policía detuvo a Rivara en Barcelona en 1958 a las puertas del hotel Avenida Palace, lugar donde Faes ha hecho este lunes la presentación: «Una de las tesis del libro es que la detención ocurrió en parte por el trabajo policial eficaz de la Brigada de investigación criminal con sede en Barcelona, que era puntera en toda España».
Tras varios seguimientos de entradas y salidas del país, decidieron detenerlo porque creían que podrían encontrar esas pruebas y ya tenían identificados a sus clientes.
Los afectados directamente por el caso fueron casi un millar de clientes, de los cuales 369 fueron sancionados con multas importantes que podrían haber sido mayores de acuerdo con la legislación franquista que, por cierto, era bastante obsoleta pues se había aprobado en 1938, la Ley de delitos monetarios, que ya no tenía mucho sentido aplicar, explica.
Además, hubo toda una crisis de reputación muy importante para las empresas, los ahorradores y los inversores que estaban involucrados en esta red.
Lo inédito de este caso es que unos pocos meses después de la detención, y debido a tensiones políticas internas en el seno del régimen, se publicó el nombre y apellidos de cada una de las 872 personas involucradas en el Boletín Oficial del Estado, junto con la cantidad de divisas que atesoraban en Ginebra.
Según Faes, el caso constató lo que hasta cierto punto se sabía: la existencia ya desde los años 30 de una fuga de capitales sostenida con un impulso especial a lo largo de los años 50.
La principal consecuencia económica fue que el Estado español logró ingresar solo 60 millones de pesetas, una cuarta parte de lo que había previsto en un principio, 250 millones, que era «más o menos lo que el franquismo destinaba en un año a gastos de educación como media, unas cifras muy alejadas de los 12.000 millones que la prensa extranjera había imaginado a buen recaudo en Ginebra».
Al autor le parece significativo que de los 60 millones, los policías involucrados en el caso se embolsaran el 10 %, unos seis millones.
Para el régimen, este caso fue «un bombazo» y se acabó resolviendo según las tensiones internas: «Los falangistas querían que aparecieran lo más señalados posible los nombres de los defraudadores porque entendían que eran una especie de traidores».
Frente a otros escándalos económicos del franquismo más difundidos como el Gran Estraperlo o Matesa, el caso Rivara pasó más desapercibido, pues no se había localizado la documentación original del caso.
Uno de los elementos que suscitó más fascinación al autor fue esa «dimensión esencialmente trágica» en cuanto al personaje, que al volver a Suiza tuvo que abandonar Ginebra e instalarse en Lausana, y a que «el caso puso en jaque a la diplomacia, la justicia y a los gobiernos español y suizo en un momento sensible de volantazo económico desde la autarquía hasta la relativa apertura liberal de la economía española».