Washington, 31 may (EFE).– El Gobierno de Donald Trump ha denunciado la falta de avances en las negociaciones comerciales con China, al tiempo que acelera medidas para forzar una desvinculación económica de gran escala que, según expertos, podría desatar el caos en las cadenas de suministro globales y fragmentar al mundo en bloques de influencia liderados por las dos principales potencias.
Las tensiones entre Washington y Pekín parecían haberse aliviado a principios de este mes, cuando delegaciones de ambos países se reunieron en Ginebra y acordaron reducir parcialmente sus aranceles mientras avanzaban hacia un acuerdo comercial de mayor alcance.
Sin embargo, el rumbo de este pacto cambió bruscamente este viernes, cuando el presidente de EE.UU., Donald Trump, acusó a China de violar el convenio alcanzado semanas antes para rebajar los aranceles. El mandatario no precisó en qué términos Pekín habría incumplido el acuerdo, el segundo firmado por su administración tras la imposición de tarifas globales, después del cerrado con el Reino Unido.
Como parte del acuerdo, ambas partes habían pactado una tregua arancelaria que redujo del 145 % al 30 % los gravámenes estadounidenses sobre productos chinos, mientras que China disminuyó sus aranceles a bienes estadounidenses del 125 % al 10 %.
Funcionarios estadounidenses afirman que empresas chinas continúan recibiendo subsidios estatales no declarados, una posible violación de las condiciones del acuerdo.
El secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, advirtió en el foro de seguridad Shangri-La, celebrado en Singapur, que aunque Washington “no busca un conflicto con la China comunista, no seremos desplazados de esta región crítica del Indopacífico”.
“China ha demostrado que quiere alterar el statu quo de la región”, afirmó Hegseth, en alusión a las operaciones militares de Pekín en el mar de China Meridional y su creciente presión sobre Taiwán, la isla autogobernada que el Partido Comunista Chino considera parte de su territorio.
“China acosa a Taiwán cada día. Es público”, insistió el jefe del Pentágono, al mencionar informes de inteligencia que apuntan a una posible invasión en 2027. Hegseth también criticó la ausencia del ministro de Defensa chino, Dong Jun, en el foro regional: “Nosotros estamos aquí esta mañana, y alguien no está”, subrayó, en una alusión apenas velada a su homólogo chino.
Por su parte, Daniel Kritenbrink, exembajador en Vietnam, declaró este sábado a CNN que la incertidumbre generada por las idas y venidas de la administración Trump en torno a las tarifas “podría tener un impacto real en la disposición de China a firmar un acuerdo comercial formal con Estados Unidos”.
Bajo esa misma línea, uno de los principales banqueros de EE.UU., el consejero delegado de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, alertó ayer a los funcionarios que no deben subestimar a China ni esperar sumisión por parte del país asiático en el contexto de las crecientes tensiones económicas y comerciales entre ambas potencias.
“Yo hablaría con China. Acabo de volver de allá la semana pasada. Ellos no tienen miedo, amigos”, afirmó Dimon durante en el Foro Económico Nacional Reagan, celebrado en California, ante una audiencia de políticos, empresarios y economistas.
El banquero fue enfático al desestimar la idea de que Pekín cederá fácilmente ante la presión de Washington. “La idea de que van a inclinarse ante Estados Unidos… no contaría con eso. Cuando tienen un problema, ponen a 100.000 ingenieros a trabajar en ello. Llevan años preparándose para esto”, agregó.
Las importaciones de bienes a EE.UU. cayeron en torno a un 20 % en abril con respecto a marzo a causa de los aranceles, según se desprende del informe preliminar de indicadores económicos de la Oficina del Censo del país.
De acuerdo con el reporte en mención, las importaciones de bienes en abril fueron de 276.100 millones de dólares, lo que supone 68.400 millones o un 19,85 % menos que en el mes anterior.