Entre regulaciones y tensiones, las jineteadas vuelven al ruedo en Uruguay

Foto de archivo de un gaucho en una jinetada de en Montevideo. EFE/Sandro Pereyra

Montevideo, 18 abr (EFE).- Las tradicionales jineteadas volvieron a generar tensiones en Uruguay, donde la suspensión temporal de un nuevo paquete de regulaciones reabrió el debate sobre el bienestar animal de cara a una nueva Semana Criolla capitalina, en la que no faltaron las protestas de animalistas.

Una más entre las ‘destrezas criollas’ que los gauchos practicaban en el siglo XIX en las llanuras sudamericanas, la jineteada de caballos salvajes fue reconocida como deporte nacional del país rioplatense en 2006.

Sin embargo, hace ya un siglo que miles de personas acuden durante la Semana Santa al predio Rural del Prado de Montevideo para ver a los mejores jinetes competir en la Semana Criolla; evento que, pese a su popularidad, es blanco de reiteradas protestas de los activistas por el bienestar animal, quienes persiguen su abolición.

 

Regular el corcoveo 

Creado en 2020 por el gobierno de Luis Lacalle Pou, el Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA) -integrado por representantes de las carteras de Ganadería y Salud Pública, académicos, veterinarios y productores rurales- aprobó en febrero un exhaustivo reglamento pasible de multas y sanciones.

Entre otras medidas, disponía seguros contra accidentes para los jinetes y controles veterinarios obligatorios, cuyo incumplimiento podía recibir multas de hasta 20.000 dólares, así como la suspensión de permisos y la prohibición de tenencia de animales.

Tras llevar a la cancelación de criollas del interior del país que reclamaron no poder sustentar posibles sanciones, la normativa fue suspendida por 180 días por el presidente uruguayo, Yamandú Orsi, quien emplazó a los actores implicados a formar una mesa de diálogo cuya creación, según indica a EFE el director del INBA, Álvaro Buscarons, está en curso.

“En este momento todos los grupos nativistas, dueños de tropillas y jinetes están siendo consultados para después, en una gran mesa, rediscutirlo junto con la academia y las sociedades proteccionistas también, para llegar a un lugar donde medianamente todos se vean conformes”, explica quien valora que el caballo “es un emblema para todas estas personas” y que “no hay un interés de lastimar”.

Firme detractor del reglamento, que calificó de “absurdo, incumplible e incontrolable”, para el senador del opositor Partido Nacional y productor rural Sebastián Da Silva, a la regulación “le sobraba teoría”.

“Quería casi que regular el corcoveo, la bellaqueada del bagual (animal)”, opina quien defiende la tradición por encima de la postura de activistas que, pese a respetar por su militancia animalista, entiende que emprenden una “cruzada religiosa” por los animales en detrimento de las miles de personas que disfrutan o viven de este deporte.

“Las estadísticas no mienten: estos son los caballos que menos sufren de todos. Su rol en la vida es estar diez segundos con un jinete arriba de marzo a mayo”, argumenta Da Silva.

 

Firmar por los equinos 

Decepcionada por la suspensión temporal de las medidas a las que el colectivo del que es vocera, Plataforma Animalista -que concentra a 35 organizaciones proteccionistas-, había dado su “visto bueno”, para Karina Kokar la reglamentación que en la 98 edición de la Semana Criolla capitalina sí se aplicó de todas formas debería sostenerse.

“No creemos que tenga nada que sea muy exigente. Es algo que todas las jineteadas que se realizan en el interior del país deberían cumplir”, apunta quien, pese a reconocer su arraigo cultural, las considera un acto “violento” contra los equinos.

De todas formas, asegura que los colectivos que concentraron a una marcha el día de inauguración del evento montevideano ya tienen un plan para impulsar su prohibición en este departamento (provincia), a través de la recolección de firmas para que la Junta Departamental decida sobre el eventual proyecto legislativo.

“Si logramos estas firmas, que son un montón (150.000), eso nos da esperanza de finalmente poder prohibir las jineteadas en la capital”, subraya quien dice haberse sorprendido de participantes del evento que ya firmaron alegando querer una Criolla sin jineteadas.

En esa línea se expresa el vendedor de accesorios en la feria del evento Pablo Gaitán, quien dice creer que se podría celebrar la fiesta sin unas jineteadas que “maltraten” al caballo.

“Se podría de muchas maneras incorporar al animal sin maltratarlo, adiestrándolo en juegos. Eso de someterlo por golpes, del modo que el hombre lo quiera usar, es lo que no concibo”, opina el uruguayo.

Diana Illa Cruz y Alejandro Prieto