Madrid, 20 abr (EFE).- “La manipulación está en todas partes, forma parte de nuestro día a día y nadie está libre de caer en sus redes”. Con esta premisa, la psicóloga Claudia Nicolasa ha escrito ‘Es manipulación y no lo sabes’, una guía para construir “relaciones más conscientes, libres, con mayor crítica y responsabilidad”.
Así lo explica con motivo de la publicación de este libro (Zenith) en una entrevista con EFE, en la que insiste en que la manipulación no sucede “cuando llega un malvado a tu vida”, sino que se ejerce -con distinta intensidad- por “problemas psicológicos no resueltos, que llevan a actuar de forma impulsiva, irracional e, incluso, egoísta”.
No afecta solo al ámbito de la familia, la pareja o los amigos; se da también en la política, en los medios de comunicación o en las redes sociales, porque, como explica Claudia Nicolasa (Pamplona, 1995), en las relaciones siempre “nos estamos influyendo unos a otros”.
Pero subraya la necesidad de diferenciar entre “influencia, persuasión y manipulación”, y destaca que esta última se convierte en un “problema” cuando hay una persona que “sale vencedora y una perjudicada en la interacción sin darse cuenta”.
Además, se muestra cauta ante la tendencia actual que aboga por “expulsar a personas de tu vida y del contacto cero”, en lugar de apostar por “encauzar las relaciones”, sobre todo cuando se dan en terrenos personales o familiares. “Si tuviéramos que expulsar a cada persona y salir de cada relación en la que hubiera manipulación, acabaríamos aislados”, subraya.
Todos somos manipulables
“La manipulación se sirve de aquellas heridas, miedos y carencias que no tenemos resueltos”, detalla la experta, para explicar que “todos somos manipulables en potencia”.
A pesar de ello, cita a los demasiados altruistas (que no saben decir que no), a los que tienen miedo al rechazo, a los que buscan continuamente aprobación y validación o a quienes no han construido un autoconcepto fuerte entre los más manipulables.
Pero, advierte de que también “es muy manipulable aquella persona que cree que no se le puede manipular”.
Manipuladores oscuros, grises y blancos
Según esta experta en relaciones, hay manipuladores oscuros, que formarían parte de la denominada en psicológia ‘tríada oscura de la personalidad’: psicópatas, narcistas y maquiavélicos, a los Nicolasa sí cree que hay que tener muy lejos.
“Son personas que saben lo que están buscando; eligen a la persona y son conscientes de lo que hacen sin empatía ni escrúpulos”.
Explica que mucho más comunes son los manipuladores grises, aquellos que no son estratégicos ni metódicos y que buscan cubrir alguna necesidad o miedo. “No saben por qué lo hacen ni se dan cuenta. Hacen sufrir a otros, pero también sufren ellos, porque, al final también son víctimas de esas relaciones que estropean y sabotean”.
En tercer lugar, se refiere a los blancos o estrategas. “Conocen cómo funcionan las personas, qué les motiva o moviliza, pero no usan este conocimiento de forma egoísta, sino para beneficio propio de las dos personas”. Un papel en el que sitúa a los psicólogos.
Cómo se manipula
Claudia Nicolasa insiste en que hay que derribar el modelo dicotómico de “malos malísimos o buenos buenísimos”, ya que las excelentes personas pueden tener una mala época en la que arrastran “a su malestar u oscuridad” a otras.
Para llevar a cabo su propósito, recaban la máxima información de la persona (miedo, carencias, anhelos…) y cuando saben lo que la moviliza, actúan.
En este sentido, destaca que “a veces vemos manipulaciones externas -alguien halagando o haciendo la pelota- y pensamos qué nunca caeríamos en eso”, antes de precisar que “contigo funcionará otra cosa distinta y un manipulador sabe lo que motiva a otra persona”.
“No vas a pescar poniendo tu plato de comida favorita, sino que pones un gusano que tú nunca te comerías”, concluye.