Sagrario Ortega
Madrid, 18 abr (EFE).- En España hay 23 fábricas de armas de fuego, que desde ahora tendrán que ser marcadas conforme a una directiva europea que pretende unificar el marcado en todo el territorio comunitario, con unas especificidades que facilitarán seguir su rastro.
Fue el pasado 19 de marzo cuando esta instrucción entró en vigor con el objetivo de evitar que las marcas (o numeración) se alteren o eliminen fácilmente e incrementar la trazabilidad de las armas y sus componentes esenciales, como explican a EFE responsables de la Intervención Central de Armas y Explosivos (ICAE) de la Guardia Civil.
Para dificultar que las marcas se eliminen, tienen que tener una profundidad y tamaño adecuados. Así, según la instrucción, el tamaño de letra mínimo (la altura) será de al menos 1,6 milímetros -la ICAE podrá autorizar uno menor para componentes que sean demasiado pequeños- y la profundidad mínima de 0,0762 milímetros. El alfabeto a utilizar será el latino y el sistema de numeración el arábigo.
Aunque es una normativa muy técnica, tiene su importancia y su motivación, subrayan los expertos de la Guardia Civil.
Esta nueva norma -en realidad solo afecta a la profundidad- no se aplicará a las armas ya en posesión de los ciudadanos: casi 2,7 millones para más de 1.436.835 millones de licencias, según datos del último anuario estadístico publicado por el Ministerio del Interior y correspondiente a 2023.
Años de trabajo de la UE para una legislación común
Los expertos recuerdan a EFE que la Unión Europea llevaba años intentando que las legislaciones en materia de armas de los países miembros fueran iguales.
Pero fue tras los atentados de París de 2015 cuando la UE se puso las pilas y modificó varias directivas después de que, entre otras cosas, la hipótesis más probable que se barajó es que los terroristas habían usado fusiles de asalto fabricados en los 80, inutilizados y adquiridos ya “reciclados” en Eslovaquia en el mercado negro.
Y es que una de las cuestiones que más preocupan no solo a Europa, sino en todo el ámbito internacional, es la trazabilidad de las armas, es decir, conocer de dónde vienen para saber por donde se fugan, como recalcan responsables de la ICAE.
Para detectarlo, el arma tiene que estar identificada con su numeración, que es la que indica de dónde proceden.
Aunque se pueden marcar de muchas maneras, la UE ha especificado una al indicar la profundidad que tienen que tener esos números o letras. “A mayor profundidad -recalcan los expertos-, más difícil es borrar el número de serie”.
Es habitual que los ‘malos’ lo borren para ocultar el origen del arma, pero esa numeración es susceptible de “rehabilitarse, de ponerse en evidencia, siempre y cuando la profundidad del punzonado o de la marca sea suficientemente honda”.
Con reactivos químicos, por ejemplo, los laboratorios de Criminalística de la Guardia Civil son capaces de “descubrir” esa numeración que los delincuentes han borrado.
Una numeración también regulada
Las empresas fabricantes de armas no pueden decidir la numeración a su libre albedrío.
Tiene que llevar un código que la Intervención Central de Armas adjudica a cada fábrica, otro por el tipo de arma -pistola, revólver, de avancarga, ballestas, escopetas-; después el número de serie, y a continuación los dos últimos dígitos con el año de fabricación.
Esto permite a las fuerzas de seguridad saber quién la ha fabricado y qué número de serie le corresponde, porque solo puede haber un arma con esa numeración, que se mantiene hasta que se destruya toda la información sobre ella, es decir, 30 años después de su destrucción física, como ha ordenado la UE.
Los expertos de la ICAE no dudan en afirmar que alterar el número de serie de un arma “está entre muy difícil e imposible”. Además, sería “fácilmente detectable”.
Y todas las armas tienen que tener unas medidas de seguridad que comprueba el Banco Oficial de Pruebas de Eibar (Gipuzkoa). El organismo, en suma, que certifica que “ese arma no te va a explotar en las manos”, como gráficamente señalan los expertos.
Miles de armas fabricadas en España, pero pocas se quedan en el país
Según datos de ese último anuario de Interior, en España hay 23 fábricas de armas de fuego que producen cientos de miles de unidades, casi todas con destino a otros países, porque en el nuestro no hay mucho mercado.
De hecho, algunas tan importantes como Dikar, perteneciente a la corporación Mondragón y con producción de armas de varios tipos, comercializa a 45 países, según se puede leer en su página web.
Existen otras fábricas en España como Grulla Armas -radicada en Gipuzkoa al igual que Dikar-, que son muy exclusivas. Con más de 90 años de historia, está especializada en escopetas y rifles hechos por encargo.
Como reza su página web, Grulla fabrica una “escopeta fina con tal exquisitez y calidad que cada pieza elaborada se convierte en única. El método sigue siendo el mismo: artesanía, mimo y pasión”.
En cualquier caso la posesión de armas en España, con licencia, está bajando de manera sostenida, en parte porque la caza ha dejado de ser una actividad atractiva para las nuevas generaciones.