“España tiene ahora ilusión por la ciencia”, subraya la exitosa astrofísica Noemí Pinilla

Marchó en 2012 cuando los investigadores salían semanalmente a reivindicar que "sin ciencia no hay futuro" y vuelve, más de una década después, para posicionar a España como líder de su área de investigación: "España es, ahora, un país con ilusión por la ciencia", subraya a EFE la astrofísica Noemí Pinilla. EFE/Blanca Millez

Caty Arévalo

Madrid, 16 mar (EFE).- Marchó en 2012 cuando los investigadores salían semanalmente a reivindicar que “sin ciencia no hay futuro” y vuelve, más de una década después, para posicionar España como líder en su área de investigación: “España es, ahora, un país con ilusión por la ciencia”, subraya la astrofísica Noemí Pinilla-Alonso.

La investigadora, nacida en Oviedo en 1971, ha dirigido observaciones en los telescopios más punteros de nuestra era (Galileo, Arecibo, Hubble, Spitzer o James Webb) y es líder indiscutible en su campo: el estudio de las poblaciones de hielo en los sistemas planetarios, una pieza clave del rompecabezas para hallar vida más allá de la Tierra.

Pinilla-Alonso podría hacer ciencia, probablemente, en el lugar del mundo (y en las condiciones) que quisiera, pero ha escogido hacerlo en su Asturias natal gracias a la “palanca” del programa ATRAE del Ministerio de Ciencia.

Posicionar España

El programa pretende “atraer” a España a investigadores consolidados y de reconocido prestigio internacional para que sus líneas de investigación avancen desde nuestro país, contribuyendo a un sistema de I+D+i más competitivo.

La astrofísica asturiana representa el paradigma del perfil que el ministerio quiere atraer. Lidera un área de conocimiento que acaba de traer al Instituto de Ciencias y Tecnologías Espaciales de Asturias (ICTEA), en la Universidad de Oviedo, desde el Instituto Espacial de la Universidad de Florida Central.

“Venir al ICTEA me pareció un encaje natural del programa ATRAE, porque posee todo el potencial en mi campo de investigación y todo el apoyo pero aún no tenía el liderazgo”, señala en una entrevista con EFE.

“Me he encontrado con una acogida maravillosa por parte de todos los agentes en Asturias: noto que hay interés en escuchar y en avanzar hacia una comunión entre ciencia, empresa y sociedad”, añade.

Pinilla-Alonso estudió Física en Oviedo, se especializó en Astrofísica en la Universidad de La Laguna (Tenerife), vio nacer el Gran Telescopio de Canarias cuando comenzaba su carrera investigadora en el Observatorio del Roque de los Muchachos y, posteriormente, tuvo su primer contrato posdoctoral en el Centro de Investigación AMES de la NASA en California.

El lastre de los recortes

Al acabar su contrato en NASA, logró una beca Juan de la Cierva en España para seguir investigando en el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), pero su vuelta, en enero de 2012, coincide con el momento álgido de los recortes en España.

“En aquel momento, los agentes que tomaban las decisiones nos estaban diciendo que no había sitio para los investigadores en España”, recuerda.

Al poco de volver, la astrofísica volvió a hacer la maleta rumbo a Estados Unidos, en este caso a la Universidad de Tennessee: “Yo empezaba a impulsar mi carrera, tenía ya mi propio campo de investigación, mis colaboradores internacionales y, me entró miedo, vi que no iba a poder desarrollarla desde aquí”.

Pinilla-Alonso nunca rehúso a volver a hacer ciencia desde España, y como ella dice “a entrar en la vía del tren para ir haciendo carrera aquí”, pero en 2015 cuando se vuelve a plantear la vuelta se topa con la realidad de que regresar en aquel momento “hubiera supuesto ir para atrás”.

Una propuesta de sus colegas estadounidenses para plantear qué investigaría con el telescopio más grande del mundo, el James Webb, que aún no se había lanzado, la llevó al Instituto Espacial de la Universidad de Florida Central, desde donde ha sido, entre otros, responsable científica del mayor radiotelescopio del mundo, el de Arecibo, en Puerto Rico.

Un hilo conductor para la ciencia

La trayectoria de la brillante científica asturiana comparte similitudes con la de tantos otros investigadores españoles de su nivel, y ejemplifica los vaivenes que ha sufrido la apuesta por la ciencia en España en las dos últimas décadas.

“No puede ser que cada vez que llega un partido se recojan todas las cartas de la mesa, se tiren a la basura y se vuelvan a repartir con una baraja nueva. La ciencia necesita un hilo conductor. Los científicos hemos de saber cuáles son las reglas, trabajamos a largo plazo”, lamenta.

Aunque queda mucho por hacer, Pinilla-Alonso considera que la España actual ha mejorado notablemente en oportunidades para los científicos y en una estructura más propicia para la investigación: “Un país en el que se construya algo que no sea con ladrillo es un país que tiene ilusión”.

Su impresión es que la sociedad española “aprecia la ciencia y a quienes la hacen”, pero los ciudadanos deben saber que “hay que proteger esos avances científicos” para que no vuelvan a lastrarse en momentos de cambios y recortes.

Su sueño profesional por cumplir es “compaginar investigación, academia y divulgación. Transmitir todo lo vivido y aprendido”.

Capacidad de comunicación y apasionamiento no le faltan para hacerlo, pero Pinilla-Alonso no quiere que solo se hable de ella en términos de éxito.

A los niños que puedan sentirse inspirados por su trayectoria también quiere contarles que tuvo dificultades los primeros años de universidad hasta que aprendió a organizarse y estudiar, que se ha convertido en una líder en astrofísica sin contar con las mejores notas o tener muy claro que iba a ser investigadora.

“He ido inventándome poco a poco, diciéndome ‘por probar no pasa nada’, vamos a continuar un poco más”, concluye.