Redacción Deportes, 5 jul (EFE).- La llegada de Hugo González a Boston Celtics, elegido en el puesto 28 del draft 2025, reabre el debate sobre el impacto real de la NBA en la carrera de los jugadores españoles. Desde que Fernando Martín cruzó el Atlántico en 1986 para convertirse en el primer español en la liga más importante del mundo, más de una veintena probaron suerte con trayectorias muy dispares.
Pau Gasol ejemplifica como pocos el éxito en la liga estadounidense. Elegido en el número 3 del draft de 2001, fue nombrado ‘Rookie del Año’, conquistó dos anillos con Los Ángeles Lakers y participó en seis ocasiones en el All Star. En una de ellas, imagen ya icónica del baloncesto español, hizo el salto inicial con su hermano, Marc.
Este último, elegido en la segunda ronda (48º) en 2007, se consolidó en los Memphis Grizzlies, donde fue reconocido como ‘Mejor Jugador Defensivo del Año’ en 2013 y fue pieza clave en el título de los Toronto Raptors en 2019, antes de concluir su etapa en la NBA en Los Ángeles Lakers.
En esa misma época otros dos españoles, José Manuel Calderón y Jorge Garbajosa, brillaban en los Toronto Raptors formando la denominada ‘Spanish Connection’.
Garbajosa, actual presidente de FIBA Europa, fue incluido en el segundo mejor quinteto de novatos de la NBA tras una destacada temporada, mientras que Calderón, en la 2008–2009, estableció el récord histórico de la NBA en porcentaje de tiros libres en una temporada, con un 98,1 %.
El primero pondría poco después rumbo al Unicaja de Málaga mientras que el base extremeño firmaría una destacada carrera en el baloncesto estadounidense pasando por seis equipos diferentes más, entre ellos New York Knicks, Lakers o Cleveland Cavaliers.
Juan Carlos Navarro, elegido en la segunda ronda del draft de 2002 por Washington Wizards, es uno de los grandes referentes del baloncesto español. Ligado durante toda su carrera al Barça, sólo en una temporada, la 2007-2008, vistió otra camiseta, la de los Memphis Grizzlies. En ella estuvo a las puertas de convertirse en el jugador con más triples anotados en su curso de novato, llegando incluso a meter ocho en un mismo partido contra los New Orleans Hornets.
Por su parte, Ricky Rubio, seleccionado con el número 5 en 2009, debutó con Minnesota tras dos años más en España. Con doce temporadas en la NBA en equipos como Utah Jazz, Phoenix Suns y Cavaliers, definió su paso por Estados Unidos como una etapa autoexigente.
Otros ejemplos reflejan trayectorias menos estables
Juancho Hernangómez, elegido en primera ronda por Denver en 2016, no logró asentarse tras pasar por siete franquicias en seis años antes de recalar en Panathinaikos griego en 2023. Su hermano Willy, elegido en la segunda ronda, brilló en los Knicks en 2016, pero fue perdiendo protagonismo en Charlotte y Nueva Orleans, y regresó al Barça en 2023.
El nuevo director deportivo del Real Madrid, Sergio Rodríguez, MVP de la Euroliga en la 2013-2014, vivió dos etapas distintas.
En la primera jugó en Portland, franquicia muy vinculada al baloncesto español por ser la que dio la alternativa al pionero, el malogrado Fernando Martín, y por recibir después a Rudy y a Víctor Claver, en Sacramento y Nueva York.
Y en la segunda, después de retornar a Europa para jugar seis temporadas en el Real Madrid, lo hizo con la camiseta de Philadelphia 76ers. En declaraciones a Gigantes del Basket, aseguró que siempre había soñado con la NBA y que aquello le sirvió para formarse como jugador.
Álex Abrines, Usman Garuba y Raúl López ilustran la cara menos amable del baloncesto estadounidense. Abrines disputó tres temporadas en Oklahoma (2016–2019), con una media de 16 minutos y 5,3 puntos por partido, antes de rescindir su contrato por motivos personales. Garuba, elegido en el puesto 23 en 2021, jugó 105 partidos entre Houston y Golden State, con escasa presencia en pista (11,7 minutos, 2,6 puntos y 3,8 rebotes de media), antes de regresar a Europa en 2024.
López, 24º elegido del draft de 2001, completó las temporadas 2003-2004 y 2004-2005 con Utah con 19,7 minutos, 7,0 puntos y 3,7 asistencias, pero las lesiones de rodilla frenaron su carrera.
El draft es la principal puerta de entrada de los jóvenes talentos a la liga y garantiza un contrato multianual para los elegidos en primera ronda, como González este año. Sin embargo, no asegura minutos en pista ni un papel protagonista.
Además de una fábrica para mostrar talento, la NBA puede convertirse en un callejón sin salida, con limitaciones contractuales para expresar públicamente el descontento con la situación deportiva o solicitar un traspaso.
El caso de Rudy en 2010 refleja bien esta realidad. Multado con 25.000 dólares por la liga por efectuar «declaraciones públicas perjudiciales», su representante, Andy Miller, explicó a varios medios que el jugador quería abandonar la NBA, donde, además de en los Portland Trail Blazers, militó en los Denver Nuggets, participando incluso en el concurso de mates de la competición.
La llegada de Hugo González, y también de Eli John Ndiaye con un contrato ‘two-way’ a los Atlanta Hawks, cimenta el vínculo del baloncesto español con la NBA, en épocas recientes solo vivo gracias a la presencia de Santi Aldama en los Memphis Grizzlies.
El objetivo es que crezca el número de quienes se unan al grupo, con jóvenes como Aday Mara, Baba Miller o Izan Almansa, que han despuntado en las categorías inferiores de la selección, conquistando algunos de ellos el Mundial sub-19. El mismo que, en 1999, alumbró la generación de los ‘Juniors de Oro’.
Svetlana Alter