Madrid, 6 jul (EFE).- El McKinsey Global Institute considera que Europa puede irrumpir como el gran beneficiado de los aranceles y sumar unos 200.000 millones de dólares a través de nuevas exportaciones hacia Estados Unidos o China, sobre todo como consecuencia de las tensiones geopolíticas entre ambos países.
El estudio ‘The great trade rearrangement’ (El gran reajuste del comercio) subraya que Europa emerge como punto de apoyo en este reajuste comercial provocado por la Administración estadounidense, precisamente cuando este miércoles expiran los 90 días de prórroga arancelaria impulsada por Donald Trump.
El informe asegura que este reajuste provoca un nuevo marco que deja a los países afectados, entre ellos Estados Unidos, con cuatro alternativas: reducir el consumo (al aminorar importaciones), sustituir un producto importado por otro similar, impulsar la producción interna o reorganizar las cadenas de suministro.
La directora de McKinsey Global Institute y socia sénior de la firma, Olivia White, asegura en una entrevista con EFE que «mientras las barreras entre EE. UU. y China sigan siendo las más altas, se producirá un descenso en exportaciones mutuo que provocará que otros países, de repente, se conviertan en exportadores más atractivos para EE. UU.».
Esto ocurrirá incluso si existen aranceles recíprocos entre Europa y Estados Unidos y, para refrendarlo, insiste en que mientras los envíos globales hacia Estados Unidos han aumentado un 30 % desde 2018, las exportaciones chinas a EE. UU. han disminuido en un 20 %, con 100.000 millones de dólares menos.
«EE. UU. está comprando, y está comprando más, pero de otros países», resalta White, que asegura que, en 2023, Estados Unidos importó desde China bienes por valor de 440.000 millones de dólares, mientras que exportó por valor de 1,7 billones de dólares al resto del mundo.
En ese sentido, sostiene que Estados Unidos, ante este nuevo ‘reajuste’ comercial, podría aprovechar bienes que de otra manera hubiera exportado por valor de 180.000 millones de dólares para consumo propio, antes de buscar alternativas en el extranjero.
A pesar de ello, White defiende que otros países pueden salir como ‘ganadores’ de estos aranceles, como ocurrió a Tailandia y Vietnam a raíz de las primeras medidas a China por parte de Trump durante su primer mandato.
La oportunidad de Latinoamérica
El estudio reivindica que la alternativa estadounidense puede ser la de potenciar las capacidades de fabricación estadounidense y reconstruir las inactivas, como las de los chips, fabricados en Taiwán pese al dominio en el diseño por parte de Nvidia o AMD.
Sin embargo, ese cambio para impulsar la industria estadounidense «lleva tiempo, dinero y tecnología» y, al menos en el caso de Estados Unidos, donde los salarios son altos, puede no ser económicamente viable en algunos sectores, refiere el informe.
Por eso, las exportaciones a Estados Unidos de hasta 70 países podrían aumentar en más del 10 %, entre ellos los principales países europeos, pero también los países latinoamericanos, que podrían ser otros de los grandes favorecidos.
Para White, esta nueva situación debería «barajar un poco» el orden comercial actual y, ante esta situación, los países latinoamericanos podrían incrementar su competitividad y competir por precio y producto ante quienes, otrora, habían liderado los envíos a Estados Unidos.
Un coeficiente para saber qué productos son más ‘preciados’
El McKinsey Global Institute define asimismo un coeficiente de reordenación para cuantificar la facilidad con la que Estados Unidos puede desplazar sus importaciones de un socio comercial a otros. Cuanto mayor sea ese coeficiente, más dificultades tiene EE. UU. de reemplazar ese producto o bien.
El coeficiente promedio de reorganización de Estados Unidos con China es de aproximadamente 0.4, aunque varía ampliamente entre sectores.
El 35 % de las importaciones estadounidenses desde China tienen un coeficiente inferior a 0.1, lo que significa que el mercado de exportación global disponible es diez veces mayor que las importaciones actuales de Estados Unidos desde China.
Sin embargo, para un 5 % del comercio, el coeficiente es superior a 1, como por ejemplo en las tierras raras, lo que muestra la dependencia estadounidense de China, que ha logrado duplicar el coeficiente desde 1995, aumentando su poder sobre Estados Unidos.