Excomisario de Medioambiente: «Si Rusia ataca, no quiero pedir un F-16 por e-mail a EEUU»

El excomisario europeo de Medioambiente y Pesca y actual eurodiputado lituano Virginijus Sinkevicius posa durante una entrevista con EFE en Bruselas. EFE/ Olatz Castrillo

Bruselas, 4 oct (EFE).- Como comisario europeo de Medioambiente y Pesca durante la pasada legislatura (2019-2024), Virginijus Sinkevicius impulsó políticas verdes y climáticas en un mandato históricamente dulce para el ecologismo. Pero el mundo ha cambiado mucho desde entonces y las prioridades de la Unión Europea también.

Desde su actual escaño como eurodiputado de los Verdes, el lituano sigue defendiendo la implementación de ese legado, pero no resta gravedad a la amenaza que representa Rusia, ni duda al decir que la seguridad es ahora «el mayor problema» de la Unión Europea.

«Nos hemos dado cuenta de que hay áreas críticas que no puedes poner en manos de otro, porque en el momento en que las necesites… Bueno, si Rusia nos ataca, no quiero que la UE envíe un e-mail a EE.UU. pidiendo un F-16», dice Sinkevicius en una entrevista con EFE.

«¿Y si la respuesta es negativa?», agrega.

Sinkevicius nació en 1990 en Seskine, un barrio obrero de Vilna donde su madre, enfermera, crió sola a Virginijus y a su hermana. El futuro político coleccionó pequeños trabajos desde los 14 años y al terminar la secundaria, el dinero que había ahorrado y las becas le ayudaron a financiarse los estudios de economía en el Reino Unido.

Luego cursó un máster en estudios europeos en Países Bajos y se embarcó en una fulgurante carrera política: con 27 años era ministro de Economía de Lituania y con 29 se convirtió en el comisario europeo más joven de la historia.

Defensa y medioambiente

El excomisario europeo de Medioambiente y Pesca Virginijus Sinkevicius posa durante una entrevista con EFE en Bruselas. EFE/ Olatz Castrillo

Ahora, con 35, ejerce como europarlamentario de la Unión de Demócratas por Lituania y sostiene que defensa y medioambiente no son campos excluyentes.

«La única forma de avanzar es asegurando que producimos energía nosotros mismos, que tenemos control sobre los centros de datos y la capacidad de proteger a los hogares con precios competitivos. Eso es autonomía y eso también es defensa», explica.

El excomisario amplía la reflexión a los presupuestos públicos, donde se el dinero se va «en gran medida a la sanidad».

«Los problemas de salud están directamente vinculados a la contaminación. Menos aire sucio significa menos enfermedades y menos presión sobre el gasto público, así que un medio ambiente limpio también es seguridad», razona.

Casado con una ucraniana, Katerina Sinkeviciene, con quien tiene tres hijos, Sinkevicius fue el primer comisario en pisar Ucrania tras la invasión rusa.

«Mientras Rusia esté atascada en Ucrania, la amenaza sobre Europa es menor y eso nos da tiempo. Pero si queremos disuasión real, necesitamos sistemas que protejan el cielo, sistemas antidrones», dice el europarlamentario, que insiste en que la UE ya no puede dar por sentada la ayuda militar incondicional de Estados Unidos y que debe invertir en su propia defensa, a corto y a largo plazo.

15 puñetazos de Trump

A lo largo de una conversación de una hora en su despacho en Bruselas, vuelve varias veces sobre el concepto de «autonomía estratégica», ya sea en energía, defensa, pagos bancarios, tecnología o seguridad alimentaria.

«No se construye de la noche a la mañana, pero es la única vía. Podemos diversificar cadenas de suministro, extraer recursos aquí cuando sea posible y apostar por la economía circular. Pero no hay muchas más soluciones», señala Sinkevicius.

Lo dice para explicar que las dependencias de la UE, especialmente en energía y defensa, suponen una importante debilidad, como se ha visto en las negociaciones comerciales con la Administración de Donald Trump.

«Debido a nuestras vulnerabilidades, nos vimos obligados a aceptar 15 puñetazos en la cara (…). Es la realidad. Nuestra industria automovilística, en lugar de pagar aranceles del 2,5 %, ahora paga el 15 % y tiene que sonreír, porque la carta que se jugó en esas negociaciones fueron las garantías de seguridad de EE.UU. para Europa en las que, de nuevo, quizá confiamos demasiado», lanza.

Sinkevicius no oculta su frustración con la relación transatlántica. Le gustaría ver una zona de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea y «hacer de ello una potencia frente a China, Rusia e India». Pero la realidad es otra.

«El actual Gobierno estadounidense no quiere tratar con la Comisión ni con la UE como bloque, prefiere acuerdos bilaterales con los Estados. Pero así, ninguno puede competir frente a EE.UU. o China. Europa quedaría condenada a competir como vasallos», dice.

La UE debe cerrar filas pero, aún así, las dependencias del bloque hacen que Bruselas tenga escaso margen de negociación con Washington, reflexiona el excomisario.

El lituano defiende el papel de la presidenta de la Comisión Europea en un acuerdo que el 52 % de los europeos considera una «humillación», según un sondeo del instituto demoscópico Cluster 17.

«Conozco muy bien a Ursula von der Leyen. Nunca permitiría que abusen de Europa. Pero para eso, necesitas tener los medios (…) ¿Si hubiera sido otra persona… lo habría hecho mejor?», se pregunta.

Javier Albisu