Nairobi, 18 ago (EFE).- El plazo marcado en julio en Doha para la firma de un acuerdo de paz entre el Gobierno de la República Democrática del Congo (RDC) y el grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) expiró este lunes sin que se haya alcanzado esa meta y mientras la violencia sigue aterrorizando a la población en el este congoleño.
«La AFC/M23 (siglas de la Alianza Río Congo, que incluye al grupo rebelde) reafirma su pleno compromiso con el proceso de paz de Doha y enfatiza que solo la plena implementación de la Declaración de Principios permitirá que la próxima ronda de negociaciones continúe», dijo este domingo a través de la red social X el portavoz del M23, Lawrence Kanyuka.
Esa declaración de principios, muy celebrada por la comunidad internacional, fue rubricada el pasado 19 de julio tras tres meses de negociaciones directas facilitadas por Catar, y buscaba sentar las bases del proceso de paz y definir los pasos a seguir.
Entre los compromisos alcanzados, figuraban un alto el fuego permanente, el cese de toda propaganda de odio, la prohibición de tomar posiciones por la fuerza y la elaboración de una hoja de ruta para restablecer la autoridad estatal en el este del país.
Ambas partes se comprometieron entonces a aplicar de inmediato las disposiciones de la declaración, a más tardar el pasado 29 de julio, e iniciar las negociaciones sobre el acuerdo definitivo antes del 8 de agosto, con una firma prevista para este lunes 18.
Aunque ninguno de estos plazos se han cumplido, un funcionario catarí aseguró este domingo que los mediadores del país árabe han compartido un borrador de acuerdo de paz con el Gobierno congoleño y el M23.
El responsable implicado en la mediación confirmó asimismo que Doha se prepara para acoger «una importante ronda de negociaciones» próximamente, aunque no concretó la fecha.
Diálogo estancado, violencia imparable
Sin embargo, en las últimas semanas el diálogo entre el Gobierno congoleño y el M23 -apoyado por Ruanda, según han confirmado las Naciones Unidas y otros países- ha quedado estancado.
Así, el pasado día 7, el presidente de la milicia, Bertrand Bisimwa, aseguró que no habían recibido una invitación para regresar a las conversaciones, al acusar de nuevo al Ejecutivo congoleño de no cumplir con lo acordado en la declaración de principios.
Mientras, la violencia en el este de la RDC no se detiene: la pasada semana, las Fuerzas Armadas de la RDC denunciaron ataques contra sus posiciones y masacres contra civiles por parte de los rebeldes, después de que la ONU informara a principios de agosto de que 319 personas fueron asesinadas por el M23 entre los pasados 9 y 21 de julio, incluyendo al menos 19 niños.
El conflicto se intensificó a finales del pasado enero, cuando el M23 tomó la estratégica ciudad de Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte, después de reanudar su actividad armada en noviembre de 2021.
Las conversaciones entre los rebeldes y el Ejecutivo congoleño se han desarrollado en paralelo a un diálogo auspiciado por Estados Unidos entre la RDC y Ruanda, que desembocó el pasado 27 de junio en la firma en Washington de un acuerdo de paz a nivel ministerial entre ambos países africanos.
Desde 1998, el este de la RDC vive un conflicto alimentado por más de un centenar de grupos rebeldes y el propio Ejército, a pesar de la presencia de la misión de paz de la ONU (Monusco).