Lima, 26 ago (EFE).- El expresidente de Perú Martín Vizcarra (2018-2020) denunció este viernes que se cometieron «una serie de abusos» tras haber sido trasladado desde la cárcel de Barbadillo, reservada para exmandatarios, a una prisión común en Lima, sin que las autoridades penitenciarias hayan detallado los motivos de dicho cambio.
«Hay una serie de abusos contra mí», declaró Vizcarra por videoconferencia desde la cárcel de Ancón II, también conocida como Piedras Gordas II, durante una de las audiencias del juicio en el que se le acusa de haber recibido sobornos cuando ejercía como gobernador de la sureña región de Moquegua (2011-2014).
A mediados de agosto, un juez ordenó el ingreso en prisión preventiva de Vizcarra por cinco meses para evitar una eventual fuga con miras a la sentencia del caso por el que la Fiscalía solicita quince años de prisión al sostener que supuestamente recibió sobornos en dos obras públicas promovidas por el gobierno regional de Moquegua.
Si bien en un inicio Vizcarra fue llevado a Barbadillo, la cárcel creada para albergar al expresidente Alberto Fujimori (1990-2000) y en la que actualmente también se encuentran presos los exmandatarios Alejandro Toledo (2001-2006), Ollanta Humala (2011-2016) y Pedro Castillo (2021-2022), la pasada semana fue trasladado a la cárcel de Piedras Gordas II, que alberga a más de 2.000 reclusos.
El Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) adujo un error de la junta de clasificación que debía determinar la prisión de destino de Vizcarra para sacarlo de Barbadillo y señalar que debía ir a Lurigancho, una de las cárceles más pobladas de Latinoamérica, si bien por motivos de seguridad fue llevado a Piedras Gordas II.
«Yo estuve en el penal de Barbadillo porque dos comisiones autónomas de calificación del Inpe determinaron que me correspondía estar en Barbadillo», señaló Vizcarra en la audiencia.
«De manera sorpresiva y abrupta, me trasladaron desde Barbadillo en horas de la noche al penal en el que me encuentro actualmente. Ha ocurrido sin recibir ninguna resolución ni comunicación. Como un objeto me agarran, me suben a un carro y me traen a un nuevo penal», agregó.
Vizcarra se convirtió así en el primer expresidente de Perú en ser recluido en una prisión común, algo que hasta ahora el Estado peruano había evitado en los casos de exgobernantes procesados o condenados.
«A pesar de ello, esté donde esté, siempre me uniré a las audiencias, porque yo confío en la Justicia y me presento ante ella, aunque la Justicia cometa actos de injusticia en contra de mí, pero ese ya es otro tema», concluyó.
La detención y encarcelamiento de Vizcarra se produjo cuando el exgobernante figuraba en los primeros lugares de intención de voto para las elecciones presidenciales de 2026, según varias encuestas, pese a tener tres inhabilidades impuestas por el Congreso.
Vizcarra mantiene una popularidad superior a la de otros expresidentes de Perú tras haberse enfrentado al Congreso, que se resistía a aprobar la reforma política y judicial que impulsaba el entonces gobernante, en un pulso que lo llevó a disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones para conformar un nuevo hemiciclo que posteriormente lo destituyó en 2020.