Familiares de ucranianos cautivos piden que se les canjee por el líder ortodoxo prorruso

Familiares y amigos de soldados ucranianos cautivos en una manifestación reciente en Leópolis. EFE/Rostyslav Averchuk

Kiev, 12 jul (EFE).- La decisión del presidente Volodímir Zelenski de despojar de su nacionalidad ucraniana al metropolita Onufri, líder de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana ligada al Patriarcado de Moscú y considerada una quinta columna del Kremlin por Kiev, devuelve la esperanza a los familiares de soldados cautivos en Rusia de volver a abrazar pronto a sus seres queridos en un posible intercambio por el religioso.

«Al ver que le han retirado la nacionalidad pensamos que puede ser un paso para preparar su intercambio, y pedimos que se le canjee (a Onufri) por nuestra gente», afirmó a EFE Anna Lobova.

Su marido, Oleg Lobov, ha cumplido ya tres años como prisionero de guerra de Rusia tras sobrevivir a la explosión que en la noche del 28 al 29 de julio de 2022 mató a más de cincuenta soldados ucranianos cautivos en la localidad de Olénivka, en la parte ocupada de la región oriental de Donetsk.

«Quienes tienen la nacionalidad ucraniana deben dar su consentimiento para ser intercambiados, pero una vez alguien deja de ser ciudadano ucraniano no puede oponerse a ser enviado a Rusia», explica Lobova, que forma parte de la Sociedad Olénivka, una agrupación de familiares de prisioneros de guerra que trabaja para que se haga justicia por una matanza que Kiev atribuye a un ataque contra la prisión de las propias fuerzas rusas.

Lobova alude a los casos de colaboradores ucranianos con Rusia que han aceptado ser intercambiados por cautivos ucranianos en manos del enemigo tras aceptar su deportación.

Cuanto más importancia tiene la persona que se ofrece a los rusos, más prisioneros de guerra ucranianos puede recuperar Kiev, y Onufri es actualmente la figura de más rango de la denominación religiosa ucraniana para la que exige derechos Moscú.

Una nueva oportunidad para una vieja idea

Nada más conocerse la retirada de la nacionalidad a Onufri por haber obtenido en 2002 la nacionalidad rusa sin notificárselo a las autoridades ucranianas, la Sociedad Olénivka publicó una carta abierta pidiendo que se intercambie a los jerarcas de la iglesia liderada por el metropolita por todos los supervivientes de la explosión en el penal de Donetsk.

«En mayo del año pasado nuestra organización fue una de las primeras en proponer este intercambio. Las autoridades no tuvieron en cuenta esta idea, pero al ver la noticia sobre Onufri volvemos a proponerla», indicó a EFE Oleksandra Mazur, que perdió a su novio, Yaroslav Otrok, en el infierno de Olénivka y es una de las fundadoras de la sociedad.

Como ocurre con casi todos los prisioneros de guerra ucranianos en Rusia, Anna Lobova y el resto de familiares de supervivientes de Olénivka no tienen el menor contacto con sus seres queridos en cautiverio, que, a juzgar por los testimonios de prácticamente todos los combatientes que vuelven en intercambios, están sometidos constantemente a torturas y otros malos tratos.

Lobova sabe que su marido está vivo por pura casualidad. Después de ver su nombre en una de las listas que circularon de fallecidos vio una breve secuencia en la que aparecía su rostro en un vídeo grabado en una clínica y difundido por canales de Telegram prorrusos.

Malos tratos sistemáticos y un agravante

A la crueldad y la arbitrariedad que muestra Rusia con los prisioneros ucranianos en general se suma en este caso una circunstancia agravante: las víctimas de la matanza de Olénivka combatían en el regimiento Azov, cuyos miembros son considerados héroes en Ucrania por haber defendido hasta el último momento la ciudad de Mariúpol, en Donetsk.

Rusia ha declarado a Azov organización terrorista, y lo considera la principal expresión de la ideología nazi que le atribuye a lo que Moscú llama ‘el régimen de Kiev’. Sus integrantes son tratados por los rusos con especial saña.

Según explican desde la Sociedad Olénivka, ningún superviviente de la matanza en esa prisión ha sido incluido hasta ahora en los intercambios acordados en Estambul por Rusia y Ucrania, pese a que uno de los compromisos alcanzados en las negociaciones prevé que se libere a todos los heridos graves de ambos bandos.

A menos de tres semanas del tercer aniversario de la masacre, sus familiares esperan que aquella fecha fatídica grabada para siempre en sus consciencias hace tres años llegue este año con un milagro facilitado por la estima que en el Kremlin sienten por el metropolita Onufri.

Marcel Gascón