Ferrand-Prévot rompe 35 años de maldición francesa en el Tour con una victoria de leyenda

Casi 35 años después de la última victoria de una ciclista francesa en el Tour de Francia, Pauline Ferrand-Prévot subió este domingo a lo más alto del podio en Châtel Les Portes du Soleil para devolver la gloria a un país necesitado de éxitos tras décadas de fracasos. En la imagen, la ciclista gala celebra su triunfo en la última etapa EFE/EPA/JEAN-CHRISTOPHE BOTT

Redacción deportes, 3 ago (EFE).- Casi 35 años después de la última victoria de una ciclista francesa en el Tour de Francia, Pauline Ferrand-Prévot subió este domingo a lo más alto del podio en Châtel Les Portes du Soleil para devolver la gloria a un país necesitado de éxitos tras décadas de fracasos.

Casi 35 años después de la última victoria de una ciclista francesa en el Tour de Francia, Pauline Ferrand-Prévot subió este domingo a lo más alto del podio en Châtel Les Portes du Soleil para devolver la gloria a un país necesitado de éxitos tras décadas de fracasos. En la imagen, la ciclista gala celebra su triunfo en la última etapa EFE/EPA/JEAN-CHRISTOPHE BOTT

Ferrand-Prévot ganó el Tour de Francia a lo grande: se llevó de forma brillante la última etapa tras vestirse de líder el día anterior después de una exhibición en el Col de la Madeleine. Aquella fue su segunda victoria de la temporada tras llevarse el triunfo en la París-Roubaix. Pero, sin duda, el Col de la Madeleine fue de un simbolismo mucho más elevado por la necesidad francesa de contar con una heroína que elevar a los altares.

Casi 35 años después de la última victoria de una ciclista francesa en el Tour de Francia, Pauline Ferrand-Prévot subió este domingo a lo más alto del podio en Châtel Les Portes du Soleil para devolver la gloria a un país necesitado de éxitos tras décadas de fracasos. En la imagen, la ciclista gala celebra su triunfo en la última etapa EFE/EPA/JEAN-CHRISTOPHE BOTT

La corredora de Reims se colocó en la primera plaza de la general con una ventaja de 2:37 sobre la australiana Sarah Gigante y de 3:18 sobre la neerlandesa Demi Vollering. Más que suficiente para, salvo debacle en el último día, ganar el Tour de Francia sin sobresaltos y suceder a Catherine Marsal, la última ciclista gala en ganar la prueba tras vestirse de amarillo en París el 14 de agosto de 1990.

Desde entonces, hasta este domingo, cuando Ferrand-Prévot cruzó la línea de meta en la primera posición en Châtel Les Portes du Soleil, han pasado exactamente 34 años, 11 meses y 20 días, tiempo en el que se alimentó una maldición similar de la que todavía no se ha desprendido el ciclismo francés masculino.

Si Catherine Marsal fue la última francesa en ganar el Tour, Bernard Hinault, en 1985, fue el último francés en vestirse de amarillo en París. Ferrand-Prévot, a sus 33 años, podrá presumir de ser la única corredora capaz de terminar con decenas de sinsabores galos en su propia carrera.

Sin embargo, la última etapa no fue ningún paseo. No estaba todo escrito pese a la buena renta que obtuvo Ferrand-Prévot en el Col de la Madeleine respecto a sus dos máximas perseguidoras. No era una jornada festiva en los Campos Elíseos con un esprint previsible. Por delante, 124 kilómetros de pura montaña: dos puertos de primera y uno especial -el temido Joux Plane, con sus 11,6 kilómetros al 8,5 % y una bajada traicionera.

Todos esos sobresaltos iban a ser los jueces finales del Tour, pero Ferrand-Prévot no se achantó. Aguantó los últimos arreones de Demi Vollering y llegó en la primera posición a una meta con mucho simbolismo. Al otro lado, esperaban Jeannie Longo y Bernard Thévenet. La primera, es una institución en el ciclismo francés: ganó el tour en 1987, 1988 y 1989; el segundo, firmó el mismo hito en 1975 y 1977 y acabó con el reinado de Eddy Merckx.

Francia sacó a sus héroes para arropar a su nueva heroína y Ferrand-Prévot quería terminar a lo grande. A seis kilómetros de la meta, salió disparada con un arreón descomunal. Se despegó con una facilidad pasmosa de Vollering, Niamh Fisher-Black y Kasia Niewiadoma.

Todas se quedaron atrás y Ferrand-Prévot voló hacia la meta. Las pesadillas de Francia en el Tour se desvanecieron pedalada a pedalada, hasta el final, cuando cruzó la línea emocionada y con los brazos en alto.

Después se tiró al suelo, lloró y en la temporada que volvió a subirse a una bicicleta de carretera tras años de éxitos con una de montaña, hará sonar, por fin, ‘La marsellesa’ tan deseada por los franceses.