Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida

- Actores participan en la obra 'Los hermanos' este miércoles, durante el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida en Mérida (España). La 71 edición del festival llega a su recta final con el estreno de la obra coral 'Los hermanos' con Pepón Nieto, Eva Isanta y Cristina Medina entre su elenco. EFE/ Jero Morales

Vicente M. Roso

.- Actores participan en la obra 'Los hermanos' este miércoles, durante el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida en Mérida (España). La 71 edición del festival llega a su recta final con el estreno de la obra coral 'Los hermanos' con Pepón Nieto, Eva Isanta y Cristina Medina entre su elenco. EFE/ Jero Morales

Mérida, 21 ago (EFE).- Los espectadores del Teatro Romano se han rendido este miércoles en halagos y mimos en forma de aplausos ante el estreno en el 71 Festival de Mérida de ‘Los hermanos’, una obra estrictamente cómica, pero que provoca la reflexión en torno a dos modelos de educación: rígido o laxo, y si la culpa de los hijos es de las madres; con Pepón Nieto, Eva Isanta y Cristina Medina entre sus protagonistas.

Adaptación del texto clásico romano de Terencio realizada por Josu Eguskiza, el montaje supone la irrupción de la comedia en el Festival emeritense y estará en la capital extremeña hasta este domingo, con prácticamente el cartel de ‘no hay billetes’ colgado hasta entonces.

«Hemos tratado de sacar el humor que hacía reír hace 2.000 años y que haga reír hoy en día», exponía esta semana su director, Chiqui Carabante, en la presentación de esta comedia de enredos, tipo ‘clown’, gamberra y trepidante, que cumple con lo que promete y que es coproducida por el Festival de Teatro Clásico de Mérida y GNP Producciones.

Con una puesta en escena que no da tregua, esta especie de vodevil en la Ciudad eterna, con historias que se entrelazan y música en directo, confronta dos modelos de educación, el severo y rígido o el más liberal y abierto, y se plantea si «somos lo que somos» o si la educación «consigue cambiarnos».

Los televisivos Pepón Nieto, Eva Isanta y Cristina Medina destacan en un elenco con un protagonismo coral y que se encuentra en todo momento en la arena del teatro, ya sea en primera línea o detrás con los instrumentos.

Como anécdota queda que Isanta, tras dañarse el gemelo recientemente, pasa con muletas casi todo el tiempo de la obra, con una duración de alrededor de hora y media.

Además, en su quinta aparición en el Festival de Mérida, Pepón Nieto sabe hacerse con el público en su doble papel interpretativo, por un lado Siro, un criado pícaro de las comedias grecolatinas, y el de un presentador narrador, aliado del espectador ante la marabunta de personajes y acciones en escena.

La trama gira en torno a la educación de Ctesifonte y Esquino (Jasio Velasco y Falín Galán, a su vez responsables de la música), por parte de Demesa y Micciona, madre y tía, respectivamente de ambos, a diferencia del texto original, en el que son los padres los responsables de este aspecto.

Y es que la viuda Demesa, estricta en la formación de sus pupilos, da a su hijo Esquino en adopción a su hermana, una mujer más frívola y permisiva, que encarna Eva Isanta.

Por su parte el personaje de Cristina Medina (Demesa) mantiene la enseñanza rígida y con límites para su hijo Ctesifonte, por momentos acorralado entre los modales impolutos transmitidos por su madre y su afición a visitar el lupanar por ver a una citarista, cuyo rapto da pie a la trama.

Así, entre risa y risa, la trama llega al conflicto cuando ambos hermanos se ven envueltos en líos amorosos, que ocultan a sus madres, «compartiendo el mismo miedo», que sus educadoras no acepten sus elecciones.

«Todo esto es por tu culpa, que se lo consientes todo», advierte una cabreada Demesa a su hermana antes de recordarle el delito de su hijo al raptar a una mujer (culpa de la que no escapa ninguno de los hermanos). «No está mal que un joven beba, rompa puertas y vaya al burdel; si nosotras no lo hicimos es porque no había muchachos en las casas de putas», le contesta Micciona.

La parte algo dramática es la personificada por Josu Eguskiza (que también encarna a Geta, pareja del criado Siro) en el papel de proxeneta; mientras que Belén Ponce de León interpreta a una “hinchada” Pánfila, la pareja embarazada de Esquino, educado de forma más liviana y “libre”, pero que teme presentar a su madre a su enamorada, cuyo ‘quejío’ flamenco de parturienta levanta las mayores carcajadas del teatro (amén de la cómica y gestual Medina).

“¿Sabes qué? En el fondo no somos tan distintos”, confiesa Esquino a su hermano Ctesifonte, ambos crecidos entre las faldas de sus madres.

Aunque parece que el autor trata de dilucidar qué modelo maternal prevalece ante la situación y en qué grado afecta al comportamiento, el montaje lo deja abierto a la interpretación del espectador, con un giro final.

Y es que la importancia de la educación, sea severa o más ligera, sigue siendo esencial para ese niño interior que quiere desenvolverse en un mundo de adultos…o quizás la naturaleza de cada hombre no es tan moldeable. EFE