(Actualiza con declaraciones de votantes y tiroteo)

Manila, 12 may (EFE).- Más de 68 millones de filipinos están llamados este lunes a las urnas en unas elecciones a mitad de mandato vistas como un referéndum a las políticas del presidente, Ferdinand Marcos Jr., y una prueba a la popularidad del clan Duterte en plena disputa entre el mandatario y la vicepresidenta, Sara Duterte.

“Estas elecciones a mitad de mandato son una suerte de prueba sobre cómo el Gobierno ha actuado, y sobre cómo la gente ha recibido los primeros tres años de la administración en el poder”, afirmó a EFE Mark Iñigo, justo antes de votar en un concurrido centro en el manileño barrio de Makati.
Provisto de un paraguas para protegerse del intenso calor, como la mayoría de los vecinos que acudieron a votar hacia el mediodía, Mark explicó que para él el balance del presidente Marcos “es un poco una mezcla, ha hecho algunas cosas buenas y otras que no están tan bien”.
Una docena de los 24 escaños del Senado, la totalidad de los 318 puestos de la Cámara Baja del Congreso y más de 18.000 puestos de la administración local están en liza en unos comicios que arrancaron con largas colas en los colegios electorales.
Las urnas abrieron a las 7:00 hora local (23:00 GMT del domingo) y permanecerán abiertas hasta las 19:00 hora local (11:00 GMT), aunque numerosos votantes decidieron madrugar para evitar las altas temperaturas típicas de la estación seca. Entre ellos se encontraba Marcos Jr. desde su distrito natal de Ilocos Norte, según imágenes compartidas por la oficina presidencial.
El mandatario no se juega el puesto en estos comicios, aunque la cita electoral es vista como un referéndum a sus políticas. Marcos Jr. ha puesto todo el peso de su coalición Alianza para una Nueva Filipinas (Alyansa para sa Bagong Pilipinas) detrás de una lista de once senadores que incluye nombres como el representante Erwin Tulfo, o la estrella del boxeo y candidato fallido a presidente Manny Pacquiao.
Buena parte de la atención en estos comicios está centrada en torno a la nueva configuración del Senado, que tiene pendiente un juicio político contra Sara Duterte.
Enfrentada abiertamente con Marcos Jr., con quien llegó al poder en las elecciones de 2022 al frente de una exitosa alianza, sobre la vicepresidenta pesa un reguero de acusaciones de corrupción que podrían desembocar en su destitución y una investigación policial sobre sus amenazas de muerte contra el mandatario.
Uno de los aspirantes clave a un puesto local es el expresidente Rodrigo Duterte, que busca regresar a la política como alcalde en su bastión sureño de Davao a pesar de estar detenido desde el pasado marzo en La Haya a la espera de ser juzgado por la Corte Penal Internacional (CPI), que lo acusa de crímenes contra la humanidad por su sangrienta guerra contra las drogas.
La mano dura de Duterte hacia el narcotráfico o el crimen todavía resuena entre muchos votantes, no solo de su bastión, sino también en el resto del país. Es por ello que los comicios son vistos como un baremo a la popularidad del clan.
“Creo que la seguridad es muy importante, y tenemos muchos problemas con las drogas y los robos, así que no estoy satisfecha con el Gobierno actual”, constató Teresa Santos a EFE, otra votante del barrio capitalino de Carmona.
La violencia suele acompañar a los comicios en Filipinas, y esta mañana al menos dos personas murieron y cinco resultaron heridas en un tiroteo frente a la oficina de un partido político en la región de Negros Occidental. EFE
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