Carlos de Torres
Ait Ben Said (Marruecos), 2 may (EFE).- Fran Herrero (Carbonero El Mayor, Segovia, 34 años), líder de la Titan Desert Marruecos, admite que fue un “bala perdida” de adolescente. Luego, con 19 años se hizo recortador de toros y se jugó la vida durante 8 años, y tras ver morir a un amigo en la plaza, decidió ligarse a otra gran afición: la bicicleta de montaña. Ahora es dueño de una granja de pollos y es feliz con la bicicleta.
La felicidad se manifestó en llanto tras ganar la primer etapa de la Titan Desert y dedicar la victoria a su hijo Marco, de 15 meses. Se la tenía prometida y por fin llegó después de varios sinsabores. Una liberación para el campeón de España de ultramaratón.
Herrero recuerda con ironía su época de excesos juveniles, con emoción su faceta de recortador de toros y con orgullo el futuro asegurado con el negocio familiar de una granja con 115.000 pollos. En el tiempo libre, la guinda de montar en bicicleta
De bala perdida a recortador de toros

Herrero empezó a montar en bici tarde, con 26 años. Hasta los 20 fue un “bala perdida”, le gustaba la fiesta. Desde los 19 hasta empezar a ser ciclista fue un habitual en su zona como recortador de toros. Fama, algo de dinero, no mucho, y sobre todo afición en aquella decisión.
“Me apasionaba ir a los concursos de pequeño. Para mí los recortadores eran como héroes, alucinaba con lo que hacían delante del toro. Mi padre me llevaba a verlo, me aficioné y empecé a entrenarme con vacas. Me gustó ese oficio”, comenta Herrero en el campamento de Merzouga, junto a las dunas de Erg Chebbi.
Recuerda que “cuando recortas tienes una sensación muy especial, algo emocionante, una gran descarga de adrenalina. Al final es algo que se convierte en una adicción, como las drogas”. “Aquello me duró 8 años, pero la afición la tendré siempre. De vez en cuando hago algún recorte”, señala.
Herrero admite que se jugaba la vida esquivando con su propio cuerpo morlacos de 500 ó 60 kilos, pero aquello, lejos de darle miedo, le daba vida.
“Ganaba dinero, pero no mucho. Recortar toros me hacía sentirme vivo, sé que me jugaba la vida, pero los toros me daban vida, me gustaba ir a entrenar e ir a sitios bonitos a concursar”, recuerda antes de detallar un lamentable punto de inflexión.
“Un año perdí a un amigo, le mató un toro, y un primo mío tuvo una cogida grave en una pierna. Se la destrozó y aquello me hizo pensar. La bici se me daba bien y di el paso al ciclismo”, comenta.
No me importaba que me matara el toro haciendo lo que me gustaba
El “gusanillo” sigue coleando dentro de Herrero. “Me sigue gustando mucho. Antes de venir recorté unas vacas y disfruté mucho. Me llamaron para ir y me fui a esa fiesta. Sé que es un riesgo, pero también te puedes caer en bici o te pueden pillar en la carretera”.
“Antes no me importaba que me matara un toro haciendo lo que me gustaba, pero ahora veo las cosas de otra manera. Quiero ver crecer a mi hijo”.
El futuro pasa por la granja de pollos
Fran Herrero trabaja por la mañana de 9 a 13 horas en la granja de pollos familiar, donde se cuidan 115.000 unidades. Ese negocio es su presente y será su futuro. Lo tiene claro. La bicicleta, para disfrutar de esa afición.
“Pensé en dedicarme a la bici, pero esto no esta valorado y te puedes quedar sin nada si no estás a alto nivel y en un buen equipo. Ahora cuido de la granja y practico ciclismo. Soy un privilegiado. Pocos viven de la BTT”, explica.
De momento, Fran Herrero vive con emoción y orgullo su participación en la Titan Desert. En sus participaciones ha ganado varias etapas, fue segundo en 2022 y este año es el líder al final de la segunda etapa.
“Me enganché a la Titan viéndola por la tele, yo quería venir aquí porque me transmite emoción a pasar de que también hay sufrimiento. Soy muy cabezón y voy a intentar llevarme esta edición, aunque es muy difícil con rivales como Luis León Sánchez y Andrey Amador”, destaca.
EFE
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