Francesc d’A. Galí, el artista invisible, sale de las sombras en el MNAC

El Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) presentó hoy la exposición 'Francesc d'A. Galí. El maestro invisible', dedicada al autor de las pinturas de la cúpula que corona el Palau Nacional (en la imagen), sede del museo, y que fue una de las figuras más relevantes del arte catalán de la primera mitad del siglo XX. EFE/ Quique García

Barcelona, 20 may (EFE).- A pesar de que Francesc d’A. Galí se formó junto a su tío Pompeu Fabra, se inscribió en la misma promoción que Pablo Picasso en la Lonja, fue maestro de Joan Miró y es el autor de las pinturas de la cúpula que corona el Palau Nacional, se le considera el “artista invisible”, alguien que ahora sale de las sombras gracias a una exposición en el MNAC.

La muestra, ‘Francesc d’A. Galí. El maestro invisible’, comisariada por Albert Mercadé y con un presupuesto de unos 350.000 euros, busca llevar al artista, nacido en Barcelona en 1880 y fallecido en la misma ciudad en 1965, hasta el siglo XXI mostrando cómo “incidió en su presente” y cómo lo “transformó”.

A la vez, ahonda en la historia del museo catalán y en cómo plasmó 35 figuras alegóricas de las Bellas Artes, la Ciencia, la Religión y la Tierra en su cúpula, colgado durante varios meses a más de treinta metros de altura en un tambaleante andamio de madera, lo que le provocó vértigos y pesadillas durante el resto de su vida.

Hombre polifacético, considerado uno de los principales pedagogos de la modernidad artística catalana, que pasó por el modernismo, fue una de las principales voces del ‘Noucentisme’ y también estuvo en las vanguardias, inventó técnicas de formación avanzadas, como le agradeció siempre Miró, que afirmaba que fue él quien le ayudó a “ver un volumen” con ejercicios consistentes en palpar con los ojos vendados patatas, una roca o un rostro.

Una corona de ojos en la cabeza

El Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) presentó hoy la exposición 'Francesc d'A. Galí. El maestro invisible', dedicada al autor de las pinturas de la cúpula que corona el Palau Nacional, sede del museo, y que fue una de las figuras más relevantes del arte catalán de la primera mitad del siglo XX. EFE/ Quique García

Entre sus métodos pedagógicos, que tanto pudo ejercer en su Escuela de Arte como, más tarde, hasta la llegada de la dictadura de Primo de Rivera en 1923, al frente de la de la Escuela Superior de los Bellos Oficios de la Mancomunidad de Cataluña, destacaban sus excursiones por Cataluña, principalmente, por el Montseny, donde decía a sus alumnos que debían ir sin caballetes y con “una corona de ojos en la cabeza”.

Es por ello que la Sala de la Cúpula, durante los meses que dure la exposición, entre este martes y hasta el día 14 de septiembre, incluye una obra, ‘Corona de ojos en la cabeza’, de acero y aluminio lacados, de Anna & Eugeni Bach, Artur Muñoz y Virginia Mars, en homenaje simbólico a una de sus máximas pedagógicas.

En las salas 63 y 64 de arte moderno, prosigue el proyecto expositivo con algunas de sus pinturas, fotografías de su trayectoria artística y otras más personales, con su familia, además de una serie de carteles, que creó a lo largo de toda su vida, especialmente, en el período de entreguerras, cuando se encargó de la comunicación de grandes exposiciones y certámenes.

A través de varios ámbitos, quien se acerque hasta el MNAC podrá conocer su formación en el círculo de Els Quatre Gats; sus discípulos, desde Joan Miró a Josep Aragay, Rafael Solanich, Manuel Humbert o Llorens Artigas; su actividad pictórica; su nombramiento como Director General de Bellas Artes de la República y cómo la guerra civil truncó su trayectoria, exiliándose a Londres donde pasó diez años y donde su relación con la pintora surrealista Ithell Colquhoun transformó su trayectoria vital y artística.

 Representar de manera apoteósica la grandeza de España

En cuanto a su trabajo en la cúpula del actual MNAC, Albert Mercadé ha explicado este martes en rueda de prensa que lo primero que hay que resaltar es que el encargo fue en el contexto de una dictadura, en un momento de “propaganda de unos valores determinados y de la españolidad”.

Fue su amigo y comisario artístico de la Exposición Internacional de Barcelona, Lluís Plandiura, quien se lo propuso, consignándose en el contrato que debía representar de una manera “apoteósica, la grandeza de España, valiéndose para hacerlo de una composición simbólica, definida en cuatro campos: la Religión, la Ciencia, las Bellas Artes y la Tierra”.

Galí optó por representar diferentes personalidades de la cultura española para cada uno de los cuatro ámbitos, un total de 35 figuras, entre las que se encuentran Miquel Servet, por su investigación sobre la circulación de la sangre o Blasco de Garay, el inventor de la navegación con ruedas de pala.

Galí, que era catalanista y que había visto como su escuela era clausurada por Primo de Rivera, incluyó, asimismo, un cristo crucificado, junto al que aparecen las figuras de un mártir y dos ángeles, y a sus pies un infiel vencido.

El Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) presentó hoy la exposición 'Francesc d'A. Galí. El maestro invisible', dedicada al autor de las pinturas de la cúpula que corona el Palau Nacional, sede del museo, y que fue una de las figuras más relevantes del arte catalán de la primera mitad del siglo XX. EFE/ Quique García