Valladolid, 8 may (EFE).- Acaba de presentar la segunda temporada televisiva de ‘Memento Mori’ y ya se ve envuelto en el lanzamiento de su decimoquinta novela, ‘Nada bueno germina’ (Destino), un ritmo trepidante como el que imprime a los personajes de esta nueva novela, segunda parte ‘Bajo tierra seca’ con la que ganó el Nadal en 2024.
“Es un momento excelente desde el punto de vista profesional, muy importante en mi trayectoria”, ha explicado este jueves en una entrevista con EFE antes de asistir en Valladolid a la presentación de esta segunda parte: un viaje desde el thriller (‘Bajo tierra seca’) a la novela negra (‘Nada bueno germina’).
Cine o literatura
Ambos títulos, si se les separa por una coma, configuran la frase de unos de los personajes para prevenir al lector sobre lo que se va a encontrar, ha añadido Pérez Gellida (Valladolid, 1974), quien pese a las adaptaciones audiovisuales de sus novelas se considera ante todo un narrador.
“Soy un escritor en varios formatos: me adapto al guión y a la narración, pero soy más novelista que guionista”, ha explicado respecto al lenguaje cinematográfico que se percibe en esta nueva novela.
No sería la primera vez que una novela ganadora del Nadal subiera a las pantallas como ya ocurriera con las televisivas de ‘Entre visillos’/Carmen Martín Gaite, y ‘Las hermanas coloradas’/Francisco García Pavón y, ya en clave cinematográfica, con el cortometraje ‘El Jarama’/Rafael Sánchez Ferlosio’ y largos como ‘La soledad era esto’/Juan José Millas y ‘El alquimista impaciente’/Lorenzo Silva.
“Traduzco a palabras las imágenes, en sentido inverso al lector que pone imagen a lo que lle”, ha precisado durante un encuentro con periodistas, pero en cualquier caso no planifica nada: “ni guión, ni estructura previa ni escaleta”, ha agregado.
Sangre en tinta negra
Al margen del traje que decida poner a sus relatos, Pérez Gellida tiene claro que la novela negra es en sí misma un género literario que disfruta ya de un largo recorrido.
“Desde hace años es el género más demandado en este país: abarca desde la novela policial con la investigación de un crimen o un suceso, hasta lo más sórdido que rodea al ser humano. Nos comportamos de esta forma y en ‘Nada bueno germina’ están esos componentes, ha explicado.
Los escritores, analistas de su época y exploradores de otras, “tratamos de reflejar la realidad que nos rodea para hacer ficción”, en este caso los comienzos del siglo XX, otra franja cronológica pero las mismas pasiones humanas que atrapan al lector a través del relato, ha proseguido.
Pérez Gellida, al igual que en esa primera parte, plantea un viaje en el tiempo “para que el lector la viva en primera persona y acompañe a los personajes”, en este caso una pareja que desde Zafra (Badajoz) emprende “una huida hacia adelante teñida de sangre” por Jaén, Córdoba y Ciudad Real, ha apostillado.
Esta huida deja atrás el thriller rural en el que nació (‘Bajo tierra seca’) y se adentra en la novela policíaca (‘Nada bueno germina’, hasta desembocar en el Valladolid de 1918, en el año de la gran epidemia de gripe que diezmó la población española: misterio, acción, sangre y falta de escrúpulos para poder sobrevivir.
“Manejo mucha documentación pero no es una novela histórica sino un thriller de ambientación histórica. Lo importante y realmente complicado es dosificar esa documentación para no caer en el riesgo de hacer un alarde” en perjuicio de la trama y personajes, ha insistido sobre su técnica literaria.
“Lo que tenemos que hacer los escritores es diagnosticar, evaluar la cotidianeidad para que el lector pueda entender las relaciones humanas”, ya que la época de 1918 es muy distinta a la de 2025, para lo cual ha realizado un riguroso ejercicio de documentación a través de fuentes como el diario vallisoletano El Norte de Castilla, fundado en 1854 y decano de la prensa diaria de España.