Javier Herrero.
Madrid, 8 oct (EFE).- Con un pasado siempre presente en el que ella y su familia llegaron a EE.UU. exiliados desde Cuba buscando un futuro mejor, Gloria Estefan protagonizó este pasado fin de semana en Madrid las fiestas por la Hispanidad con un concierto en el que, frente a mensajes políticos, defendió «lo que aportan los inmigrantes en el mundo».
«Llevo más de seis décadas en Estados Unidos y cada vez que vienen unas elecciones, suelen buscar el que va a pagar los platos rotos y siempre es el último que llegó al país. Es fácil levantar miedo y odio y ahora con las redes mucho más», ratifica en una entrevista con EFE celebrada este miércoles.
Recuerda que también las estadísticas sobre criminalidad en su país de acogida muestran que la migración no comporta más delitos: «Simplemente queremos amor y respeto, queremos poder mantener a nuestras familias y a veces en ciertos países se hace imposible», insiste, y apostilla así: «Todos somos seres humanos primero, no importa de dónde venimos y esa siempre será mi forma de pensar».
‘En Madrid rebajé mucho lo que cobro’
Su actuación en Madrid fue polémica de partida por el montante que se pagó por ella, cerca de medio millón de euros, un debate que reconoce que ha seguido por redes. «Siempre me cogen para el trajín de alguna forma y yo entiendo cómo son esas cosas», comenta en primer lugar con sorna.
«Me da gracia, porque yo rebajé muchísimo lo que cobro, porque no estoy de gira. Para mí montar un show así significa ensayos, pagar a los músicos y equipo, que somos más de treinta y pico personas viajando. Y yo quería ser parte», afirma a continuación.
Añade que le «encantó» el lema de que ‘En Madrid caben todos los acentos’ y quiso aprovechar la ocasión para «reanudar» su relación con el público español precisamente ahora que acaba de publicar su primer disco íntegramente en castellano de espíritu y letra en 18 años, ‘Raíces’.
Orgullo en español
Precisamente que sea así lo ha convertido en un manifiesto por su parte contra las políticas de la Administración del presidente Donald Trump de marcar coto al uso del español en EE.UU.
«Para Emilio (Estefan, su marido) y para mí es imprescindible en este momento celebrar nuestro idioma», asegura la artista, para quien es «importante que levantemos la voz y que no dejemos que nos dé miedo».
Señala en ese sentido «pruebas científicas» sobre que escuchar varias lenguas impulsan el desarrollo cognitivo de los niños, sin contar el hecho de que «en la mayoría de los países se habla más de un idioma y el inglés, hasta en Japón» y otros lugares donde no es oficial.
«(En mi carrera) era importante cantar en ambos idiomas. Siempre alguien te dice: ‘No, eso no va a funcionar’, pero no hay palabra más motivadora para Emilio y para mí que la palabra no», dice entre risas al recordar cómo fue venciendo resistencias: «Mi público me ha dejado evolucionar, aunque hemos peleado muy fuertemente para eso».
En España casi no suena ‘Mi Tierra’
Rememora cómo en sus tiempos como miembro de la Miami Sound Machine y el éxito de ‘Conga’, «la compañía quería otros diez ‘Congas’ más», pero se desmarcaron con ‘Bad Boy’ y también «pegó», y años más tarde, ya en solitario y en su momento de mayor fama en inglés, la compañía se echó las manos a la cabeza con el disco ‘Mi tierra’ (1993).
«Nos decían que no iba a funcionar y respondimos que no importaba, pero que para nosotros culturalmente era imprescindible hacerlo en ese momento y así fue», comenta sobre uno de los grandes lanzamientos de su carrera, con el que recuperó ritmos que parecían anacrónicos.
Relata que en España no lo tuvieron más fácil. «En España no se tocaba la música caribeña ni de salsa ni nada, y nos dijeron que ese disco jamás sonaría aquí», comenta, antes de darle las gracias a su «ahora amigo del alma» Luis Merino, exdirector de los 40 Principales, por el apoyo brindado para que sí fuese posible.
Es mucho lo que ha dejado Estefan a la música global, en gran parte como uno de los iconos latinos, pero ella lo resume de la forma más modesta y personal, apelando a los múltiples orígenes de su familia, parte de ellos españoles: «Ojalá que el legado nuestro sea el orgullo en quiénes somos, en mantener firme nuestras raíces culturales».
«Yo no soñaba ni con esta carrera, no me gustaba ser el centro de atracción. La música siempre la hemos hecho porque es lo que me mueve, fue mi catarsis de niña, me ayudó a pasar momentos muy difíciles de mi vida y siempre seguirá siendo así», concluye esta artista que celebra ya medio siglo de trayectoria.