Ciudad de Panamá, 10 jul (EFE).- El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, aseguró este jueves que su Gobierno está «abriendo caminos» para que la transnacional bananera Chiquita reabra operaciones, tras cerrar y despedir a toda su plantilla a raíz de un paro, por medio de unas «conversaciones» con los «altos ejecutivos» de la empresa la próxima semana.
«Estamos abriendo camino para que la empresa privada Chiquita decida retornar a Bocas del Toro (la zona bananera del país ubicada en el Caribe limítrofe con Costa Rica) y comenzar otra vez», destacó el mandatario panameño en su rueda de prensa semanal.
Así, aseguró que el ministro de Comercio e Industria, Julio Moltó, «está llevando adelante esas conversaciones y la próxima semana habrá conversaciones con altos niveles de ejecutivos de la empresa», aunque Mulino no descarta reunirse él mismo con la empresa.
El líder de la cartera de Comercio ya había asegurado a finales de junio que se mantenía en contacto con Chiquita para persuadirla de quedarse en Panamá. Este jueves el presidente panameño aclaró que «todavía no ha habido una mesa de ellos (bananera) con nosotros (Gobierno) para ver qué piden o a ver qué se puede dar».
«Algo pedirán» tras «la catástrofe que han vivido»
«Yo presumo que todo estará en la mesa. Qué se puede hacer o qué no se puede hacer, dependerá de las condiciones», continuó Mulino quien aseguró que el fin de esas futuras conversaciones es «buscar que el retorno sea factible» porque «la empresa ya se fue, ahora es regresar(la)».
Mulino asegura que la bananera «pedirá algo» sin «duda alguna» tras «la catástrofe que han vivido, de las pérdidas que han registrado en finca y el mismo proceso de importación de banano que era proceso millonario de caja de banano, que se perdieron».
Chiquita Panamá explotaba miles de hectáreas en la provincia de Bocas del Toro, donde era la principal empleadora de la zona, a través de una concesión siendo así la responsable del 90 % de la producción de banano en el país. Reportó pérdidas de 75 millones de dólares por el paro de los trabajadores.
En concreto, el banano se mantuvo durante el primer trimestre de este año como el principal producto de exportación de Panamá al representar el 17,5 % de las ventas al exterior, que en ese período alcanzaron los 324,4 millones de dólares, el mayor valor en 15 años, según la información oficial.
Pero a raíz de un paro del sindicato bananero desde finales de abril hasta inicios de junio para protestar contra una ley que reforma la seguridad social, la empresa se vio obligada a cerrar y despedir a sus más de 6.000 trabajadores.
Al paro se sumaron unos fuertes bloqueos viales que aislaron parte de la provincia de Bocas del Toro hasta que el sindicato bananero acordó reabrir las vías a cambio de que el Parlamento aprobara una ley hecha por el Ejecutivo para mejorar sus derechos y condiciones laborales.
Pero algunos grupos desconocieron el acuerdo y continuaron los cortes en las carreteras, seguido de disturbios, atribuidos a las pandillas por las autoridades. Ante ello, el Gobierno declaró el «estado de urgencia» tumbando las telecomunicaciones y enviando un fuerte contingente policial para «restablecer el orden» hasta que a finales de junio retornó la normalidad a la provincia.