María Ruiz

Granada, 2 may (EFE).- Granada ha plantado ya las Cruces para encarar una de sus tradiciones con más arraigo, una fiesta que arranca con el pero de no ser ni festivo ni lectivo pero que exprimirá el sábado en una ración doble de folclore, tradición y claves.
Mayoritariamente de rojo y con claveles, así lucen las más de sesenta cruces repartidas por la ciudad y que participan en las diferentes categorías de un concurso que examina la buena salud de una tradición familiar.
El ‘pero’, la tradicional manzana con una tijera clavada que busca cortar cualquier crítica, ha estado este año en el arranque de un viernes con regusto a puente que no es ni lectivo ni festivo, un reto a lo de conciliar que se ha ido relajando con el paso de las horas.
Y es que la única lección del día en colegios como el Compañía de María, el Tierno Galván o el Genil, ha sido la de cómo mover con gracia las manos o cómo entonar La Reja porque las clases han dejado hueco a música, encuentros de amigos y hasta unas tapitas.
Como la fiesta va por barrios, el de la Cruz luce desde el jueves sitiada de cacharritos, terrazas y hasta una mininoria, mientras que en otros el Día de la Cruz, oficialmente el 3 de mayo, solo ha empezado a tomar cuerpo.
El número de mantones colgados de balcones, de cruces y de vestidos de lunares aumenta en las calles más céntricas de la ciudad, esas en las que se entremezclan turistas y trabajadores, jóvenes ataviadas con flor y moño y puristas que no bailarán la primera sevillana hasta el sábado.
El arranque oficial de estas fiestas lo ha ofrecido al mediodía el bailaor y coreógrafo Agustín Barajas, el encargado de firmar este año un pregón contado “desde el alma” en el que ha resaltado la identidad de esta fiesta de rojos y bronces.
Barajas ha aprovechado para apoyar a su compañero Manuel Liñán, artista granadino que esta semana ha recibido ataques homófobos por bailar con bata de cola en uno de sus espectáculos.
La alcaldesa de Granada, Marifrán Carazo, ha recalcado que esta fiesta conecta a los granadinos con su identidad, esa reconocible en las flores, las cerámicas tradicionales y los “bronces resplandecientes” con los que la ciudad recibe a la primavera.
“Hoy y también mañana, nuestras plazas, calles, escaparates, patios y colegios se visten con mantones de Manila, macetas llenas de geranios y con el rojo encendido del clavel. Altares efímeros que cada primavera llenan Granada y hacen que se propicien los encuentros festivos con amigos y familia para recorrer cada rincón, que es un derroche de arte, belleza y alegría”, ha añadido Carazo.
La alcaldesa ha entregado los premios a las mejores cruces en las diferentes categorías, desde escaparates o escolares a plazas, calles y patios, y ha celebrado ante la roja y verde decorada con mantones, cerámica y cobres plantada en la Plaza del Carmen el arranque de otro año de tradiciones.
El Día de la Cruz tiene su origen en una tradición de principios del siglo XX en el Albaicín y el Realejo, barrios donde los jóvenes construían pequeños altares en torno a una cruz.
La celebración ha comenzado oficialmente a las 14:00 horas de este viernes y se extenderá hasta la madrugada del domingo, aunque las cruces tienen que estar completamente desmontadas antes de las 23:59 horas del 4 de mayo.
Para evitar botellones y garantizar la seguridad, Granada cuenta estos dos días con un dispositivo especial de seguridad y grupos de control en zonas de especial afluencia como el Albaicín, Plaza Nueva, Campo del Príncipe, Ganivet, Plaza de las Pasiegas y Plaza de la Universidad.