Santiago de Chile, 6 ago (EFE).- Conocida como «la pequeña Galápagos» y perteneciente al austral archipiélago chileno de Chiloé, la isla Guafo acaba de ser adquirida por el actor Leonardo DiCaprio con el objetivo de proteger su mayor tesoro: la mayor colonia reproductiva del mundo de fardelas negras, una especie de ave marina actualmente en estado de reducción.
“La irremplazable isla chilena Guafo ahora está protegida de la minería de carbón, la tala de madera y otras industrias destructivas”, así se pronunciaba DiCaprio en sus redes sociales en mayo, tras hacerse pública la noticia de que Re:wild, la organización ecologista de la que es cofundador, había comprado esta ínsula, en la región de Los Lagos, al sur de Chile.
La isla, la segunda de mayor tamaño de Chiloé, de propiedad privada y considerada sagrada por la comunidad indígena de la zona, siempre resultó atractiva para las industrias mineras y madereras, sobre todo después de que fuera puesta a la venta en el año 2020 y quedara, así, a merced de compradores interesados en su explotación con fines económicos.
Para evitar esa posibilidad, Re:wild junto con otras organizaciones internacionales, decidió hacerse con el territorio con el objetivo de donárselo a Chile y convertirlo en parque nacional.
“La intención de las organizaciones es avanzar hacia un área protegida que, en el mediano-largo plazo, pase a la administración del Estado, considerando todos los requisitos que establece el marco legal vigente”, declararon a EFE fuentes oficiales del ministerio de Medio Ambiente de Chile.
Un paraje natural “irremplazable»
Caracterizada por sus frondosos bosques, playas de arena grisácea y un fuerte viento que ha generado imponentes laderas escarpadas, la isla Guafo es un auténtico paraíso deshabitado, en el que la única huella palpable del ser humano es un centenario faro de color blanco del año 1907 situado al borde del acantilado, en un terreno estatal operado por la Armada de Chile.
Un paraje natural “irremplazable”, como aseguró DiCaprio, que alberga una amplia y particular biodiversidad que requiere de protección.
Los resinosos bosques de cipreses de las Guaitecas dan cobijo a la mayor colonia de fardelas negras del mundo, una especie amenazada y en estado de reducción que en la isla alcanza una población de cuatro millones de parejas, según el ministerio de Medio Ambiente.
Además Guafo también alberga la colonia más septentrional de lobos marinos del sur, otra de pingüinos de Magallanes y una población reproductora de nutrias marinas en peligro de extinción.
Considerada como una importante fuente de recursos pesqueros, como bancos de erizos, lapa y luga, conserva un ecosistema marino altamente productivo con grandes congregaciones de ballenas azules y sei en peligro de extinción y delfines australes.
Compra sin todos los implicados
Los mapuche-williche habitantes del lugar llevan tiempo intentando que el borde costero de la isla sea considerado área protegida por ser un entorno natural sagrado para su comunidad, y denunciaron no haber sido tomados en cuenta en la transacción con Re:wild.
“En el archipiélago nunca se supo de esta gestión de compra, nos enteramos por la prensa, cuando ya se había hecho, no hubo ninguna información pública”, denunció a EFE el portavoz de la plataforma Defendamos Chiloé, Juan Carlos Viveros, quien lleva años luchando por la protección gubernamental del territorio.
Bajo una iniciativa llamada ‘Wafo Wapi’, diez comunidades indígenas de Quellón –una de las comunas de Chiloé– junto con pescadores locales, solicitaron en 2019 al Gobierno chileno administrar Guafo como un Espacio Costero Marino para Pueblos Originarios (ECMPO), lo que permitiría la extracción sostenible de los recursos a las comunidades y cuidar el delicado entorno costero de la isla.
Actualmente, la solicitud se encuentra a punto de someterse a votación y, de tener éxito, podría marcar una hoja de ruta para otras comunidades indígenas.
La primera reunión y el inicio de las distensiones
Pese a no contar con las comunidades locales en un primer momento, tras zanjar la compra Re:wild contactó con la organización WWF Chile que, según su director, Ricardo Bosshard, ha jugado un rol «de apoyo y colaboración» en la conservación de la isla.
“Queremos establecer las sinergias entre la figura impulsada por las comunidades indígenas, que abarca el espacio marítimo, y esta gran oportunidad de conservación que abre Re:wild”, declaró a EFE.
Para las comunidades locales, la prioridad sigue siendo declarar la isla como un espacio marino para pueblos originarios, pero en las últimas semanas empezaron a negociar con las organizaciones para llegar a un acuerdo.
Mientras comienza la transición de la isla hacia un área de protección, las comunidades indígenas se preparan para el próximo paso: lograr que su voz no solo sea oída, sino también vinculante, con vistas a que el Estado se haga cargo de la protección del espacio.
“Esto cumpliría muy bien nuestros anhelos de conservación –concluye Viveros– ya que Guafo es una joya marina de riquezas únicas”.