Beatriz Arslanián
Ereván, 4 jul (EFE).- Unas tensiones sin precedentes en la historia de Armenia pusieron estos días en pie de guerra al Gobierno encabezado por Nikol Pashinián, que acusó a la Iglesia Apostólica de corrupción moral e intentos de usurpar el poder en el país.
La actual fase del conflicto comenzó hace unas semanas con las denuncias contra el patriarca armenio, Gareguin II, por supuestamente romper su voto de celibato y tener un hijo.
El diputado oficialista Vahagn Alexanián asegura que ésta no es una lucha contra la Iglesia Apostólica Armenia, sino contra el clérigo que ha violado su propio mandato.
«Así lo perciben quienes ven a la iglesia como un negocio y a los fieles exclusivamente como una fuente de dinero», explicó a Efe.
Lucha sagrada
Alexanián denuncia que la Iglesia -Armenia es el primer país oficialmente cristiano de la historia- ha sido utilizada como tapadera para acciones terroristas destinadas a revertir el poder.
Durante el allanamiento de 90 domicilios de miembros del movimiento opositor «Lucha Sagrada», liderado por el arzobispo Bagrat Galstanián, el Servicio de Seguridad Nacional requisó armas, grabaciones de conversaciones telefónicas y documentos con planes de acción.
Según las fuerzas de seguridad, todos esos materiales estarían destinados a provocar el terror en la sociedad armenia.
Alexanián detalló que el supuesto plan de los opositores incluía cortes de electricidad e internet, caos en las calles, quema de vehículos y otras acciones a cargo de más de 200 grupos organizados.
«No hay posibilidades reales de que esto se concrete en la realidad», concluye Alexanián.
Como consecuencia de las diligencias policiales, 14 personas fueron arrestadas bajo la acusación de planificación de actos terroristas e intento de toma del poder. Entre ellos se encuentra el arzobispo Galstanián, otros eclesiásticos y activistas opositores.
Días después, el también arzobispo Mikael Achapahián fue acusado de incitar a un golpe militar en Armenia y condenado a dos meses de prisión preventiva.
Renovar la Iglesia
En este contexto, el primer ministro clamó por una «restauración» de la Iglesia. Sin embargo, analistas cercanos a la iglesia consideran que estas acusaciones son infundadas y que forman parte de una estrategia de desprestigio de la Santa Sede de Echmiadzín.
La parlamentaria opositora Aspram Krbeián vincula la «ola de presión» contra la iglesia con la última visita del mandatario armenio a Turquía para reunirse con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
Según la diputada, el objetivo es instaurar una agenda falsa para desviar la atención de la sociedad y los actores políticos de la pésima situación de seguridad el país.
«Aún no está claro qué otras concesiones han presentado en Turquía y que pérdidas nos esperan más adelante», lamenta Krbeián.
Discrepa con ella el diputado Alexanián, convencido de que «todos saben que se trata de una lucha para limpiar la iglesia y restablecer su pureza».
En manos de la Justicia
Aram Orbelián, abogado del arzobispo Galstanián, califica de absurdas las acusaciones contra el clero y el movimiento «Lucha Sagrada».
«Han tomado como pruebas elementos que no constituyen de ningún modo la evidencia de la conformación de un grupo terrorista para efectuar acciones que contribuyan a derrocar al gobierno», remarca Orbelián.
Además, señala que las conversaciones de los miembros del movimiento, difundidas por las autoridades para inculparlos, han sido grabadas durante un año y «se han publicado totalmente fuera de contexto».
Uno de los casos más polémicos de este conflicto entre el gobierno armenio y la Iglesia fue la detención del empresario armenio-ruso Samvel Karapetián, bajo el cargo de incitación pública a la toma del poder.
El letrado Orbelián asegura que no existe una base lógica para que sea arrestado porque «se lo acusa de instar a la población a un cambio de gobierno, cuando en sus declaraciones no hay ningún llamamiento directo a eso».
De hecho, Ereván fue este viernes escenario de un multitudinario acto de protesta contra la persecución judicial de Karapetián, al que también asistieron representantes de la Iglesia.
Pierden todos
Uno de los eventos culturales que se celebran tradicionalmente en Ereván fue cancelado estos días después de que la sede de la Iglesia armenia haya sido escenario de choques entre los agentes de seguridad y el clero.
Serguéi Hayrapetián, organizador del encuentro de danza folclórica armenia, asegura que la «situación del país» no amerita un evento de celebración.
«Independientemente de quién tenga razón o no, lo cierto es que la tensión entre la Iglesia y el Estado socava la estatalidad. No se trata de una tensión entre el Estado y la Iglesia, uno de sus pilares de 1700 años de antigüedad, sino entre individuos interesados en mantener sus tronos», considera Hayrapetián, mientras tilda los recientes eventos de un mero «espectáculo».