Nueva York, 12 jun (EFE).- La defensa de Harvey Weinstein anunció este jueves que apelará el veredicto de culpabilidad que el productor de Hollywood recibió en su contra ayer por uno de los cargos de agresión sexual en primer grado, que pesaban sobre él en Nueva York.

Weinstein (73 años), sin embargo, fue absuelto de otro cargo del mismo tipo por el jurado en el Tribunal Supremo de Nueva York y este jueves, después de que el presidente del panel reportara amenazas físicas en su contra, el juez encargado Curtis Farber anuló el juicio relativo a un cargo restante de violación en tercer grado.
El delito de agresión sexual en primer grado por el que fue hallado culpable responde a la demanda de la antigua asistenta de producción, Miriam Haley, que acusó al productor de ‘Pulp Fiction’ de haberle practicado sexo oral a la fuerza en 2006.
«Weinstein va a presentar una apelación por ese veredicto (el de Haley). Tenemos plena confianza en que prosperará. Contamos con pruebas contundentes de que el jurado no procedió adecuadamente en este juicio, pruebas contundentes no solo basándonos en lo que vimos en la sala», afirmó el abogado principal del afamado productor, Arthur Aidala, en una rueda de prensa a las puertas del tribunal.
El cofundador del estudio Miramax, que fue sentenciado a 23 años de cárcel hace un lustro en la misma corte y luego aquella condena fue revocada debido a un error procesal, ya cumple seis años por el caso Haley.
Y es que Miriam Haley era una de los denunciantes que también figuraba en el caso original en Nueva York.
Aidala añadió al respecto que esos seis años se descontarían de la próxima condena que afrontará Weinstein, que sobre el papel conllevaría un máximo de 25 años de cárcel.
«Nadie ha oído hablar de un jurado tan intimidado como este. Un hombre adulto, en buena forma física, de unos 30 años, dice: ‘Me da miedo volver a la deliberación’. Si eso no pone en duda los veredictos, no sé qué lo haría. Esto no ha terminado», concluyó el polémico abogado de Weinstein, quien volvió a referirse a su defendido como «chivo expiatorio» del movimiento #MeToo.