Herrera, un rincón de la Sierra Sur de Sevilla con un tesoro romano en forma de termas

Imagen de las termas romanas que se pueden visitar en Herrera (Sevilla), descubiertas casualmente por unas obras de un canal contra inundaciones realizadas en 1989, y que ahora se quiere investigar para comprobar si formaban parte de una villa romana de gran extensión que tuvo su máximo esplendor en el siglo II después de Cristo. EFE/Fermín Cabanillas

Fermín Cabanillas

Herrera (Sevilla), 6 oct (EFE).- Nada más llegar a la localidad sevillana de Herrera, con unos 6.500 habitantes y a 130 kilómetros de la capital, la carretera muestra a la izquierda el acceso a un tesoro en forma de termas romanas, que estuvieron ocultas hasta que las obras de un canal las sacaron a la luz en 1989.

Unas termas que son un testimonio más del poderío del imperio romano en la actual provincia sevillana, con ejemplos como los conjuntos arqueológicos de Itálica o Carmona, y de las que hay excavadas unos 500 metros cuadrados, que se pueden visitar en distintos horarios durante la semana.

Aquellas obras del canal para evitar inundaciones en el pueblo fueron las que hicieron posible que saliesen a la luz tras dos mil años enterradas, pero a su vez las excavadoras provocaron un importante daño a los restos arqueológicos, que, no obstante, se han sabido conservar en parte, hasta el punto de declararse Bien de Interés Cultural en 2007.

Todo lo relacionado con estas termas, como todo lo que reúne el turismo en el municipio, se puede consultar en la aplicación gratuita ‘Herrera Turismo’, como explica a EFE la técnica de Turismo del ayuntamiento, Mayte Arjona, que resume su importancia señalando que “las termas son el centro de la cultura del pueblo”.

Recuerda cómo, cuando se descubrieron, se tuvo que activar una paralización de emergencia de las obras del canal, “y se excavaron unos 500 metros cuadrados, que es lo que hoy se puede ver”, y son tan llamativas que reciben unas 2.000 visitas al año, una cifra que es casi un tercio de la población del municipio.

Por su parte, el concejal delegado de Cultura de la localidad, Cristian Cáceres, pone el acento en que hay suficientes evidencias que hablan de que las termas “pertenecen a una posible villa romana de gran amplitud”, y ahora se quiere trabajar en unas catas arqueológicas, “para descubrir y seguir ampliando lo que sería la villa original”.

Donde los romanos tenían todo lo necesario

Imagen de las termas romanas que se pueden visitar en Herrera (Sevilla), descubiertas casualmente por unas obras de un canal contra inundaciones realizadas en 1989, y que ahora se quiere investigar para comprobar si formaban parte de una villa romana de gran extensión que tuvo su máximo esplendor en el siglo II después de Cristo. EFE/Fermín Cabanillas

Lo que está claro es que no es casualidad que unas termas de esta importancia terminasen precisamente en Herrera, porque en la época en cuestión el municipio se encontraba situado en una zona estratégica para el desarrollo económico.

Por su situación geográfica en la provincia la Bética, estaba cerca de ciudades tan importantes como Itálica o Corduba y en un cruce de caminos entre Ostipo, Astigi, Anticaria y Urso.

Por otro lado, contaba ya entonces con la rica fertilidad de sus tierras en el cultivo de la famosa triada mediterránea (aceite, trigo y vino), y con la cercanía del río Singilis (el Genil), que fue navegable y facilitaba el comercio, con lo que son varios los yacimientos conocidos, como Alhonoz o Arroyo del Padrón, el Cerro del tesoro, pero, sin duda, el que más carácter transcendental ha tenido, por su riqueza monumental, así como singularidad, ha sido este yacimiento interpretado como unas termas romanas.

No ha sido un camino fácil. La ausencia de un plan de conservación provocó el expolio de un importante mosaico meses después de su descubrimiento, provocando un daño irreparable, y se decidió taparlo con arena y escombros, hasta que en 2005 se inició el proceso para la Declaración de Bien de Interés Cultural.

Espacios identificados

Gracias al mimo con que ha sido tratado, es posible identificar un espacio abierto ajardinado que pudo funcionar como palestra, y otras dependencias, como un vestíbulo, un ‘unctorium’ (sala de masajes), un ‘apodyterium’ (vestuario), una ‘latrina’ (letrina), un ‘tepidarium’ (sala templada), un ‘frigidarium’ (sala fría) con dos piscinas para el baño frío, un ‘caldarium’ (sala caliente) con, al menos, un ‘alveus’ (bañera) y un ‘propnigeum’ (sala de calentamiento), además de espacios de tránsito entre sus estancias.

Sí es cierto que las termas han guardado tesoros cientos de años, como el mosaico que representa una escena de pugilator con la representación de dos púgiles luchando ante la mirada del árbitro, iconografía habitual en contextos balnearios, y que se sabe que eran de iniciación a la lucha romana.

Ahora, el ayuntamiento trabaja ilusionado en las excavaciones que pueden sacar a la luz más vestigios en sus alrededores, en busca de nuevos testimonios históricos que hablan de cómo los romanos eligieron este rincón del sur para vivir en su época de mayor crecimiento de su imperio en el mundo.