‘Homo sapiens’, el mono inteligente y triste

El investigador italiano Emiliano Bruner posa para EFE en el Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas de Madrid tras la publicación de su último libro 'La maldición del hombre mono'. EFE/ Daniel González

Carlos López Izquierdo

San Sebastián, 31 may (EFE).- Más de 8.000 millones de ‘Homo sapiens’ pueblan el planeta. El éxito reproductivo de nuestra especie es indiscutible gracias al desarrollo de un cerebro que ha evolucionado para localizar y resolver problemas muy eficazmente a través de proyecciones e ideas.

Un don que ningún otro primate posee, pero que paradójicamente se ha convertido en un ‘superpoder maldito’ que atormenta diariamente a los humanos modernos.

Una voz interior que nos asalta en cualquier momento, con proyecciones futuras y pasadas, en forma de rumiaciones mentales que desembocan en ansiedad, estrés e infelicidad, y que en ocasiones plantea problemas donde realmente no los hay.

“Somos monos muy inteligentes y muy tristes”, asegura el investigador italiano Emiliano Bruner, quien disecciona las raíces evolutivas del sufrimiento humano y ofrece algunos modos para aliviarlo en su último libro: ‘La maldición del hombre mono’ (Editorial Crítica).

Un volumen con el que abre una andadura como investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) de Madrid, tras cerrar su anterior etapa en el Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH) de Burgos.

Selección natural

El investigador italiano Emiliano Bruner posa para EFE en el Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas de Madrid tras la publicación de su último libro 'La maldición del hombre mono'. EFE/ Daniel González

“Nuestro éxito reproductivo -explica en una entrevista concedida a EFE- se lo debemos a un paquete evolutivo muy eficiente a nivel de selección natural, pero que probablemente está en conflicto con algunos principios de nuestro bienestar”.

“El conflicto principal es que tenemos un poderoso cerebro que cumple con su deber evolutivo, proporcionándonos unas proyecciones del pasado y del futuro muy complejas y eficientes pero que en nuestro día a día no nos dejan en paz”.

“Son proyecciones que no se apagan nunca”, matiza el también miembro del Centro de Investigaciones en Enfermedades Neurológicas de Madrid, quien ha bautizado como ‘Radio Sapiens’ este fenómeno que “nos lleva constantemente a generar una avalancha de pasado y de futuro que se transforma luego en ansiedad, miedos, inseguridades, remordimientos y angustias”.

Bruner defiende que esta “inflamación psicológica” nos sitúa en “una inseguridad constante y perpetua” en la que siempre comparamos “cómo son las cosas con cómo nos gustaría que fueran”.

Una maldición a la que sin embargo podemos hacer frente siendo conscientes de los tres niveles en los que se desarrollan nuestras vidas: el primero individual, el segundo en un grupo cercano y el tercero en un macrocolectivo mundial de 8.000 millones de personas. Una “horda” generada por nosotros mismos, con la que, en palabras del experto, a la evolución “el éxito se le ha ido de las manos”.

“Se trata de tres niveles que tienen necesidades totalmente distintas que chocan entre sí”, recalca Bruner, que insta sin embargo a conocerlos bien, para poder saber cómo nos afectan y tener luego la capacidad de decidir qué estamos dispuestos a otorgar en el nivel individual, a permitir en el nivel social y a desarrollar en el nivel de la comunidad global, “dando por hecho que necesitamos los tres”.

Tres niveles

“Sólo siendo capaz de hacer esta observación y de distinguir los tres niveles, sus prioridades y sus necesidades, seré libre luego de configurar mi propia vida y que todos ellos se optimicen a lo largo de su interacción”, recalca el investigador.

“Por supuesto el individual es el más importante de todos, porque si uno no está bien consigo mismo es muy difícil que pueda aportar a los otros niveles”, aclara Bruner, quien advierte también de que para enfrentarnos a esta situación es preciso implicarse “en primera persona” y abordar todos estos “conflictos y contrastes”.

“Si no puedo eliminarlos, y probablemente no se pueda porque la programación evolutiva siempre será más fuerte que nosotros, por lo menos rebajarlos un poquito”, apostilla.

Es un proceso que, como refiere, “requiere de etapas de crecimiento personal constante” y en el que, si no queremos que nuestras mentes “se empapen de elementos tóxicos”, será necesario hacer entrenamientos y mantenerlos a lo largo de nuestra vida.

“En cualquier caso -precisa-, el problema principal no es éste, sino que la mayoría de la gente no sabe que tiene un problema. Y si no sabes que tienes un problema no lo puedes resolver nunca”.

“Las personas viven de forma automática sus emociones y sus obsesiones. Les parece que es lo que hay que hacer porque es lo normal pensando que es lo que siempre se ha hecho, pero sin darse cuenta de que en realidad sí tienen una alternativa”, que es de lo que trata este libro, concluye Bruner.