HRW denuncia «puerta giratoria» en cárceles de Venezuela un año después de las elecciones

Fotografía del exterior de la Cárcel Nacional de Maracaibo, más conocida como Cárcel de Sabaneta, en Maracaibo (Venezuela), en una fotografía de archivo. EFE/ Henry Chirinos

Washington, 28 jul (EFE).- Human Rights Watch (HRW) denunció este lunes abusos generalizados contra la oposición, además de un patrón de «puerta giratoria» por el que se libera a algunos políticos presos para apaciguar las críticas, al tiempo que se detiene a otros.

La organización documenta persecuciones, detenciones arbitrarias, asesinatos y torturas a políticos presos en un nuevo informe cuando se cumple un año de las controvertidas elecciones presidenciales que permitieron a Nicolás Maduro seguir en el poder, pese a las denuncias de fraude de la oposición.

 «Las autoridades venezolanas están cometiendo violaciones sistemáticas de derechos humanos contra sus críticos», denunció Juanita Goebertus, directora de la División de las Américas de HRW.

«Las recientes excarcelaciones de personas detenidas arbitrariamente no ocultan el hecho de que cientos de presos políticos siguen tras las rejas», añadió.

Desapariciones forzadas y torturas

Desde la cuestionada reelección de Maduro el 28 de julio de 2024, el Gobierno de Venezuela ha lanzado una campaña represiva denominada «Operación Tun Tun», destinada a intimidar, acosar y perseguir a la población, especialmente en zonas populares donde miles protestaron contra los resultados electorales.

De acuerdo con HRW, estas acciones han incluido asesinatos, desapariciones forzadas, torturas y detenciones arbitrarias, al tiempo que organizaciones de derechos humanos como Foro Penal contabilizan 853 presos políticos en Venezuela hasta el 21 de julio pasado.

Además, HRW detalló que muchos detenidos han sido acusados de delitos ambiguos como «incitación al odio» y «terrorismo», enfrentando penas de hasta 30 años de cárcel.

«Algunos detenidos han permanecido incomunicados durante meses. Entre ellos, Freddy Superlano, Perkins Rocha, Jesús Armas, Enrique Márquez y Eduardo Torres», destacó el informe.

Asimismo, muchos han sufrido torturas y malos tratos, incluyendo «palizas, descargas eléctricas y asfixia con bolsas de plástico, aislamiento y reclusión en celdas de castigo diminutas, oscuras y hacinadas».

La «puerta giratoria» en las cárceles

A pesar de las recientes excarcelaciones anunciadas por las autoridades venezolanas el 18 de julio —que incluyeron a 80 personas, HRW subrayó que estos procedimientos forman parte de una estrategia de «puerta giratoria».

«Desde las últimas excarcelaciones, alrededor de 40 críticos han sido detenidos», reportó la organización Vente Venezuela, recuerda el informe de HRW.

Goebertus insistió en que los gobiernos extranjeros no deben caer en manipulaciones del régimen venezolano, pues «el gobierno de Maduro lleva años aplicando un patrón de «puerta giratoria».

«Los gobiernos extranjeros, incluyendo el de Estados Unidos, deben entender esta manipulación del gobierno venezolano, que libera a algunos presos políticos mientras detiene a otros y consolida su régimen autoritario», indicó.

En este sentido, recordó que las autoridades venezolanas también liberaron a 10 estadounidenses a cambio de la excarcelación de 252 migrantes venezolanos que el Gobierno estadounidense había deportado a El Salvador y recluido en una conocida megacárcel.

Finalmente, HRW llamó a la comunidad internacional a aprovechar próximos eventos internacionales, como la cumbre Unión Europea-CELAC en Colombia y la canonización de dos ciudadanos venezolanos por parte del Vaticano en octubre, para presionar por avances significativos en materia de derechos humanos.

«Los gobiernos extranjeros deben contrarrestar el sistema de incentivos internos del régimen de Maduro, que premia a las autoridades y fuerzas de seguridad abusivas para asegurar su lealtad, mientras castiga, tortura y obliga a exiliarse a los críticos, opositores e incluso a los miembros de las fuerzas de seguridad que apoyan la democracia y los derechos humanos», concluyó HRW.