La Paz, 3 jun (EFE).- La huelga nacional de transportistas anunciada para este martes ante el desabastecimiento de combustibles en Bolivia se cumple solamente en una ciudad, mientras que en Santa Cruz, la mayor urbe del país, el sector realiza una vigilia en las oficinas de la petrolera estatal.

La ciudad sureña de Sucre, la capital constitucional de Bolivia y sede del órgano Judicial, amaneció sin vehículos en circulación y con bloqueos callejeros de transportistas que acatan el llamado de sus dirigentes nacionales a parar durante 24 horas para exigir al Gobierno de Luis Arce que resuelva la falta de combustibles agravada en la última semana.
La medida no se cumple en las otras ocho capitales regionales, ni en El Alto, la segunda más poblada del país.
En La Paz, la sede del Gobierno y el Parlamento nacionales, el transporte público resolvió no cumplir la huelga, pero prevé marchar el miércoles desde la ciudad vecina de El Alto, confirmó a los medios el dirigente de la Federación de Choferes Chuquiago Marka, Santos Escalante.
«La gente está perjudicada, está paralizada. Que en este momento nos mandemos a un paro va a ir en contra del transporte», sostuvo Escalante.
Según el dirigente, actualmente los transportistas llegan a trabajar apenas tres días a la semana y el tiempo restante lo pasan en filas en las estaciones de servicio, esperando por horas para cargar gasolina o diésel.
Por esto, todos los sindicatos del transporte en el departamento de La Paz marcharán el miércoles y luego tendrán un mitin en el que definirán otras medidas de protesta «que no vayan a perjudicar al transportista», remarcó.
Tampoco hubo huelga en Santa Cruz, el motor económico de Bolivia, pero sí se instaló una vigilia y un bloqueo callejero en las puertas de la oficina regional de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), según constató EFE.
Con pancartas que rezan «No a la falta de combustible», «Queremos trabajar, queremos combustible», los transportistas de Santa Cruz aguardaron los resultados de una reunión entre sus dirigentes y las autoridades de YPFB.
Los problemas de abastecimiento de gasolina y diésel que se arrastran desde 2024 en Bolivia recrudecieron en la última semana, con filas de vehículos que llegan a medir incluso varios kilómetros y cuyos conductores deben esperar a veces hasta 24 horas para cargar combustible.
En marzo hubo problemas similares que el Gobierno de Arce atribuyó a la falta de dólares para pagar por la importación de los carburantes, ante lo cual el presidente insistió en que el Legislativo apruebe créditos externos por más de 1.600 millones de dólares para devolver la liquidez de divisas a la economía boliviana.
El Gobierno ha acusado varias veces a las fuerzas opositoras y los disidentes del gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS) leales al expresidente Evo Morales (2006-2019), que está distanciado de Arce, de sabotear su gestión al frenar la aprobación de estos préstamos.
YPFB atribuye los actuales problemas a dificultades climáticas para descargar combustibles líquidos en el puerto chileno de Arica, donde llega una parte del carburante importado por Bolivia.
El director de Comercialización e importación de Hidrocarburos de la estatal, Marcos Durán, informó este martes que para esta semana se programó el ingreso al país de 2.296 camiones cisternas con más de 75,7 millones de litros provenientes de Argentina, Chile, Paraguay y Perú.