Javier G. Paradelo
Torrelavega (Cantabria), 2 jun (EFE).- El programa de huertos escolares, una iniciativa que comenzó de manera tímida en el municipio cántabro de Torrelavega hace casi tres décadas, se ha convertido en una herramienta de valor pedagógico que fomenta el respeto por el medio ambiente y la educación ecológica entre los más jóvenes.
Fue el colegio Amós de Escalante con su pequeño huerto en un rincón del patio escolar el que puso las primeras semillas del proyecto, gracias a la iniciativa de un grupo de profesores. En la actualidad, el Ayuntamiento de Torrelavega lo está extendiendo a todos los centros educativos.
Cada huerto se adapta al espacio y a las disponibilidades del centro, como en el Amós de Escalante donde se instaló hace años un invernadero para que los alumnos disfrutasen plantando y recolectando lechugas o tomates, que luego se llevan a sus casas para consumirlas en familia.
En la actualidad, la red de huertos escolares la integran una docena de colegios del municipio, que se complementan con otra red de huertos sostenibles en dos ubicaciones que suman 125 parcelas de unos 70 metros cuadrados cada una para cultivo por parte de los vecinos.
La concejala de Medio Ambiente de Torrelavega, Patricia Portilla, explica a EFE que los huertos escolares ofrecen a los niños la oportunidad de aprender sobre la naturaleza de forma práctica con herramientas de educación ambiental integradas en sus currículos educativos.
Portilla asegura que el objetivo es que esta red se extienda a todos los centros educativos del municipio, y para ello desde su Concejalía se apoyará el programa con la formación necesaria por parte de profesionales cualificados para el desarrollo y mantenimiento de estos espacios.
Esta formación va dirigida a los niños pero también a docentes y a madres y padres, con el objetivo de ayudarles a que la gestión de los huertos sea lo más eficiente posible pero también como una manera de implicar a toda la comunidad educativa en el proyecto.
También se busca generar sinergias entre los distintos centros educativos con acciones conjuntas que tengan como origen el huerto escolar de cada colegio.
Escolares comprometidos con el medio ambiente

A su juicio, al incluir un enfoque participativo en los huertos escolares se refuerza el éxito del proyecto a largo plazo y se contribuye también a que los niños y niñas se conviertan en ciudadanos más comprometidos con el medio ambiente.
La directora del colegio Amós de Escalante, Yolanda Ferreras, asegura a EFE que la gestión del huerto se lleva a cabo a partir de unas “patrullas” formadas por alumnos más adelantados, que se encargan de guiar a sus compañeros más pequeños en las labores de plantación, cuidado y recolección.
Destaca que el proyecto tiene “un importante valor educativo” ya que fomenta el compañerismo y el respeto entre los alumnos, además de generar habilidades entre loas niños que les ayudan a socializar con otros compañeros.
Plantación de frutales
Como complemento al huerto escolar, desde el Ayuntamiento se impulsa otra iniciativa consistente en la plantación de árboles frutales junto a los bancales de hortalizas, con ejemplares de manzanos, perales, cerezos o ciruelos.
Estos árboles de mayor porte, además de naturalizar los patios de los colegios, se ubican a petición de cada centro en lugares que permiten aligerar también el impacto directo de la luz solar en las aulas, cumpliendo así una doble función, pedagógica y ambiental.
Patricia Portilla destaca la importancia de esta iniciativa, que no solo embellece los espacios escolares, sino que también permite a los estudiantes conocer de primera mano el proceso de crecimiento de los frutales, promoviendo valores de sostenibilidad y la alimentación saludable.