Madrid, 17 sep (EFE).- El president de la Generalitat, Salvador Illa, ha defendido este martes que su encuentro con Carles Puigdemont a principios de septiembre es un ejemplo para los ciudadanos catalanes de cómo convivir con quienes piensan distinto y no contribuye a la polarización.
«Hace bien poco me he visto con un líder político que piensa muy distinto de mi y con el que va a ser muy difícil que lleguemos a algunos acuerdos, pero cómo le puedo pedir yo a los ciudadanos de Cataluña que convivan pensando de forma distinta si yo no soy capaz de reunirme con un líder que representa al segundo grupo político en el Parlament», ha aseverado Illa.
El president catalán ha hecho estas declaraciones en un diálogo con el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, organizado por la Fundación Pablo VI y la Universidad Pontificia de Comillas con motivo del centenario del nacimiento del sacerdote José María Martín Patino.
«Si yo me siento, hablo y razono, creo que mando un mensaje de que pensamos distinto, pero convivimos. Esto no es polarizar, lo hago con un propósito completamente distinto», ha asegurado Illa.
Argüello ha coincidido en que en los últimos años se ha experimentado un «elogio del individualismo» y una transformación del diálogo en «dialéctica». «Es una pequeña batalla a ver quién gana», ha observado.
«No hay que demonizar a aquel con quien quiero dialogar», ha subrayado el presidente de la CEE, quien ha pedido «abordar el desacuerdo desde el acuerdo».
En este sentido, Illa ha manifestado que «dialogar con una persona implica reconocimiento, respeto y la capacidad de escuchar activamente y ponerte en el lugar del otro», aunque la conversación no termine con un acuerdo. «Si esto se hace así, a mi me parece que es enriquecedor», ha apostillado.
«Se tiende a pensar que si uno se presta a dialogar expresa debilidad, pero eso es un error grave, es todo lo contrario», ha concretado el president, para quien lo «cómodo» es no enfrentarse a formas diferentes de ver las cosas.
Sobre la polarización, Argüello ha exigido revisar las responsabilidades de cada uno y ha lamentado que algunos partidos critiquen esta práctica al mismo tiempo que la usan «para fines electorales».
«Existen corrientes organizadas que hacen de la polarización una estrategia con el propósito de desacreditar las instituciones», ha sostenido Illa, en cuya opinión «es bueno que haya contraste», siempre que se mantengan los límites del respeto y la educación.
Sobre la polarización que existe en parte de la sociedad respecto a Cataluña, el president ha reconocido su incomodidad.
«Me duele que a propuestas que vienen del ámbito catalán de entrada sean vistas con recelo. Pido confianza y juzgar las cosas por su contenido», ha indicado.
Relaciones Iglesia y Estado

Ambos han dialogado también sobre la separación entre la Iglesia y el Estado, un debate durante el que el president catalán ha celebrado el modelo español, el cual, en sus palabras, «no implica relegar la religión estrictamente a la vida privada».
«Hay quienes pretenden arrinconar la religión a la vida estrictamente privada y negar toda participación de la religión en la vida pública, pero no estoy de acuerdo», ha apuntado.
Asimismo, Illa ha reconocido la existencia de «contribuciones positivas» de la religiones a la vida pública: «ayuda a ser un buen ciudadano».
Por su parte, Argüello ha recordado que España acaba de salir de 15 siglos en los que, en sus palabras, la sociedad ha vivido «en un empaste entre sociedad e Iglesia».
«Hemos humildemente de reconocer que todavía somos aprendices de una relación nueva entre Iglesia y sociedad organizada democráticamente», ha admitido.
