Nueva Delhi, 12 ago (EFE).- La India, guardiana de casi el 60 % de los elefantes salvajes del planeta, está ante un desafío global para preservar esta especie emblemática en Asia, donde se encuentra en grave disminución, debido a la pérdida de hábitats y la expansión humana.
«El compromiso de la India con la conservación de los elefantes no es simplemente una decisión política, sino un reflejo de nuestros valores de civilización y responsabilidad ecológica», afirmó este martes el ministro de Estado, Vardhan Singh, durante un acto por el Día Mundial del Elefante en Tamil Nadu, uno de los estados con mayor población de estos paquidermos.
El Gobierno destacó que el país cuenta con 33 reservas de elefantes, 150 corredores identificados científicamente y casi el 60 % de la población mundial de elefantes salvajes dentro de sus fronteras.
Sin embargo, un censo reciente realizado entre 2022 y 2023, basado en análisis genéticos de muestras de estiércol, estimó en 15.887 la población de elefantes salvajes en la India, lo que representa una caída de un 20 % respecto a 2017.
Aunque parte de esta reducción responde a mejoras metodológicas, el análisis regional muestra descensos preocupantes en estados clave del este y noreste, como Odisha y Jharkhand, donde la población disminuyó el 54 % y el 68 % respectivamente, mientras que algunas zonas del sur, como Karnataka, registran un leve repunte.
Los corredores ecológicos, áreas de tierra que conectan hábitats y permiten la migración, búsqueda de alimento y reproducción de los elefantes sin interferencia humana, se han vuelto vitales para su supervivencia. La fragmentación de estos espacios por infraestructuras y asentamientos ha provocado miles de muertes en ambas especies, humana y animal, en los últimos años.
En el último lustro, más de 500 elefantes murieron por causas no naturales, principalmente electrocución y atropellos, y solo en el último año 606 personas perdieron la vida en ataques de elefantes, siendo Odisha el estado más afectado.
El ‘Proyecto Elefante’, lanzado en 1992, ha evolucionado para incluir tecnologías de punta, como collares GPS para el monitoreo, análisis genéticos para un control más preciso y planes innovadores como el ‘Plan Bee’, que utiliza el zumbido de abejas para evitar que los paquidermos crucen vías férreas.
El cambio climático, con sequías prolongadas y alteraciones en los patrones de lluvia, empuja a estos animales a adentrarse en zonas habitadas en busca de agua y alimento, lo que intensifica el conflicto con las comunidades locales y plantea nuevos retos para la conservación.
A nivel continental, la India lidera con diferencia la población de elefantes asiáticos salvajes, al albergar cerca del 60 % del total estimado en Asia, que ronda los 27.000 ejemplares según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Otros países como Sri Lanka, Tailandia, Myanmar, Camboya o Laos poseen poblaciones menores pero significativas, generalmente distribuidas en áreas fragmentadas y bajo creciente presión por la deforestación y el desarrollo humano. En China y Vietnam, los elefantes afrontan un riesgo aún mayor, con números reducidos a unos pocos cientos y en declive constante.
La India, por su tamaño territorial y políticas de conservación, juega un papel decisivo en la supervivencia a largo plazo de la especie en toda Asia, siendo la principal responsable de conservar la diversidad genética y los corredores migratorios que conectan a estas poblaciones dispersas.
Desde las antiguas pinturas rupestres de Bhimbetka hasta los rituales sagrados de los templos del sur, los elefantes han sido siempre más que animales en la India: son un símbolo de fuerza, sabiduría y buena fortuna. Reverenciados como la forma terrenal del dios Ganesha, encarnan una relación ancestral entre humanos y naturaleza, un vínculo que hoy se esfuerza por sobrevivir ante los embates del desarrollo y el cambio.