Yakarta, 24 abr (EFE).- Decenas de personas participaron este jueves en una misa exequial en la catedral de Yakarta, en la que se recordó el legado del papa Francisco, fallecido el lunes a los 88 años, así como la visita que el pontífice hizo en septiembre pasado a Indonesia, el país con la mayor población musulmana del mundo.

Durante la liturgia, el ministro de Asuntos Religiosos, Nasaruddin Umar, recordó especialmente su reunión con el papa en la mezquita Istiqlal, donde ambos firmaron una declaración en la que instaron a los representantes de las religiones a ayudar a resolver los conflictos.

“Pido a todos, la comunidad católica y musulmana, que prestemos atención al mensaje del papa, necesitamos promover el diálogo de paz, no mediante la violencia”, remarcó Umar, que calificó al pontífice argentino como “una de las mejores personas del mundo”.
En este sentido, instó a los indonesios, sin distingo de religión, a orar y a aprender “valiosas lecciones” de Francisco, como el “ser consciente, respetar y ser respetuoso con el medio ambiente y la naturaleza, para no dañarla ni acelerar la extinción de este mundo”.
Entre la concentración de fieles, Lusia Tomiaty dijo a EFE que acudió especialmente a este réquiem con sus tres hijos, y que una de ellas fue seleccionada para colaborar en la misa que el papa ofreció en el estadio Gelora Bung Karno frente a 100.000 personas, siete meses antes de su muerte.
“Nos sentimos conmovidos. Lo que recuerdo de su mensaje es su énfasis en ayudar a los pobres y olvidados, y él es un ejemplo vivo de esa enseñanza”, remarcó.
Los católicos representan solo el 3,1 % de los 270 millones de indonesios, pero aún así es la tercera población católica más numerosa de Asia, después de Filipinas y China, mientras que los musulmanes son el 89,4 %.
Francisco, nacido bajo el nombre de Jorge Mario Bergoglio, asumió la jefatura de la Iglesia católica en 2013 hasta su muerte en la residencia de la Casa Santa Marta, un día después de aparecer el Domingo de Resurrección en el balcón de la logia central de la fachada de la basílica de San Pedro para la bendición “urbi et orbi”.