Madrid, 12 jun (EFE).- La ingeniera española María Jesús Puerta Angulo ha sido una de las seis ganadores del concurso que convocó la Nasa para seleccionar diseños de reciclaje en la Luna, con desarrollos de soluciones que pudieran contribuir a reducir residuos no metabólicos y mejorar la sostenibilidad de las misiones lunares a largo plazo.
La Nasa convocó el pasado año el desafío ‘Lunar Recycle’, y en una primera fase ha seleccionado a seis ganadores (cinco equipos estadounidenses y sólo uno extranjero) que tendrán opciones ahora de participar en una segunda fase en la que tendrán que desarrollar los prototipos propuestos.
Los ganadores de la primera fase se repartirán tres millones de dólares, aunque las bases de la convocatoria ya establecían que la dotación económica sería sólo para equipos o personas estadounidenses, pero la ingeniera de minas española María Jesús Puerta Angulo ha aceptado el reto de continuar con su proyecto, que ha bautizado como ‘Esperanza», y ha emprendido ahora una campaña para buscar patrocinadores y avanzar en el desafío.
La agencia espacial estadounidense lanzó este desafío en el marco de sus compromisos con la exploración espacial sostenible, según consta en la convocatoria del concurso publicada en su página web, donde incide en la importancia de minimizar los residuos, incluidos los no metabólicos, así como almacenar, procesar y reutilizar los materiales reciclables en un entorno espacial que se necesite devolver «poco o nada» a la Tierra.
En la primera fase del concurso se han presentado unas 1.200 propuestas procedentes de unos 80 países, pero sólo uno de los seleccionados -la de esta ingeniera de minas de Tarragona- es de fuera de Estados Unidos.
En declaraciones a EFE, María Jesús Puerta ha explicado que su propuesta consiste en el diseño de un gemelo digital para un sistema integral de reciclaje lunar, que transforma los residuos sólidos y regolito (el polvo lunar) en materiales reutilizables como metales plásticos, combustibles y un «hormigón lunar».
Su propuesta ha sido elaborada a partir de datos reales de las misiones del programa Apolo de la Nasa, ya que en su diseño ha utilizado información sobre la composición química y mineralógica de las muestras recogidas por los astronautas en el satélite.
«Utilicé datos públicos de la Nasa con información detallada sobre el contenido en óxidos, minerales presentes, y propiedades físicas del regolito; esos datos se integraron en un simulador propio que calcula balances de masa y energía, simulando procesos de separación magnética, fundición, pirólisis y mezcla con regolito», ha detallado la ingeniera.
El gemelo digital que ha desarrollado, combinando además nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, demuestra cómo sería posible crear un sistema autosuficiente, eficiente y sostenible en la Luna, reduciendo la dependencia de suministros desde la Tierra.
Tras superar esta primera fase, la ingeniera quiere optar a la segunda y desarrollar el prototipo físico, pero al quedar fuera de la compensación económica que sí han logrado los seleccionados estadounidenses trata de encontrar patrocinadores y financiadores y continuar con este reto, que afrontó inicialmente como un desafío personal y para fomentar la participación de las mujeres en las áreas ‘STEM’ (acrónimo en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).