Sagrario Ortega
Madrid, 1 sep (EFE).- Un 25 por ciento de los incendios investigados por la Guardia Civil y cuya causa se logra esclarecer son intencionados y, por tanto, podrían evitarse, al menos una parte de ellos con medidas de prevención como la inteligencia criminal, porque «tan importante es saber dónde se quema como por qué se quema.
Así lo señala a EFE María Isabel García Núñez, capitán jefa del Seprona de la Guardia Civil en Zamora, donde esta especialidad del instituto armado ha puesto en marcha un equipo pionero, denominado LUME, para luchar contra los incendios forestales desde la inteligencia criminal.
«La prevención es importantísima. Saber lo que tienes en tu territorio y por qué pasan las cosas puede ayudar», añade la capitán y jefe del LUME, un equipo pionero formado en Zamora por cuatro agentes dedicados a recabar información, a conseguir fuentes, a hablar con todos los actores implicados…
En suma, con esa inteligencia criminal se pueden aventurar los motivos que puede tener alguna persona o, incluso alguna empresa, para provocar un incendio.
«Si tú sabes que hay unos intereses concretos de las explotaciones ganaderas en tu territorio, un conflicto en un coto, que se quiere hacer una recalificación de terreno para repoblar o poner castaños… Si sabes todos esos usos, costumbres o problemas, puedes detectar con antelación esas posibles anomalías que luego se producen», argumenta García.
Para recabar esa ‘inteligencia’ los agentes del LUME -añade la capitán- hablan con todos los actores, desde las empresas que instalan huertos solares o los parques eólicos hasta los ganaderos, los agricultores, los cazadores, las asociaciones o los alcaldes. Con todos los que están «usando» el territorio y con los que ocasionalmente pueden llegar a la zona para hacerlo.
Se trata de recoger información, de que «nos conozcan, de estar sobre el terreno y detectar posibles conflictos», recalca.
Y pone como ejemplo el reciente incendio de Molezuelas de la Carballeda (Zamora), que ha arrasado 31.500 hectáreas. El equipo LUME ya tenía antes de que se produjera «alguna casuística» en esa zona que les ha abierto de manera inmediata la líneas de investigación.
Con toda la información recogida, el equipo realiza un mapa de los posibles riesgos de incendios provocados en la provincia.
A esta labor, el Seprona añade la de concienciar y sensibilizar a los vecinos de las áreas rurales sobre los riesgos de los incendios, como el uso de barbacoas, la quema de pastos o las nuevas normas autonómicas, entre otros.
Más fácil atrapar a un asesino que a un incendiario
Es más difícil investigar un incendio intencionado que un asesinato, subraya la capitán.
Se refiere, en concreto, a los provocados por una persona que aplica directamente una llama con un mechero, por ejemplo. Es muy difícil situarla en el lugar. Por eso, es muy importante la colaboración ciudadana, como también medios tecnológicos que, a veces, «no ayudan» si se trata de zonas aisladas.
En un asesinato el investigador puede contar con el ADN del autor o con el arma, pero en un incendio provocado por una persona no es fácil encontrar suficientes pruebas que permitan la imputación, señala García.
La capitán lamenta que haya todavía personas reacias a colaborar para esclarecer la autoría de un fuego y cree que es algo que hay que empezar a cambiar porque los incendios forestales «son un problema de todos, social y económico».
Uno de cada cuatro intencionados es por intereses ganaderos
Si se tienen en cuenta lo datos del último Anuario Estadístico del Ministerio del Interior, correspondiente a 2023, casi uno de cuatro incendios forestales intencionados tiene como causa un conflicto o interés ganadero.
Un 8 por ciento se producen por la acción de un incendiario; el 7 por ciento de pirómanos -disfrutan contemplando el fuego y tienen un deseo irrefrenable de quemar-; un 6 % ara ahuyentar animales; un 5 % por vandalismos; un 4 % por conflictos agrícolas; un 3 % por venganza y un 1 % por conflictos cinegéticos.
Del total de incendios de ese año que la Guardia Civil conoció las causas, casi un 25 por ciento fueron intencionados.
Entre los provocados por causas naturales, el 86 por ciento se atribuyeron a rayos y el 5 % a combustión espontánea. Mientras, de los accidentales, un 19 por ciento la causa fue una línea eléctrica un 15 % por incendio de automóviles, un 14 % por trabajos con maquinaria de motor, un 13 % por quemas agrícolas y un 11 % por trabajos forestales.
Por su parte, según el Anuario, entre los negligentes un 39 por ciento se originan por quemas agrícolas, un 7 % por quema de pastos un 7 % por hogueras, un 5 % por colillas de tabaco, un 5 % por barbacoas privadas y un 4 % por la quema de basuras.
Respecto a los detenidos e investigados, los últimos datos cerrados del Seprona corresponde a 2024 y se elevaron a 299 (36 detenidos y 263 investigados).
Unas cifras que sin duda se superarán en 2025, porque solo en tres meses -desde el 1 de junio a finales de agosto- la Guardia Civil ha detenido a 57 personas e investigado a 142, a los que hay que sumar 15 y 27, respectivamente, por parte de la Policía Nacional.
Como recuerda este lunes el Colegio de Abogados de Madrid, por incendios forestales sin riesgo para las personas las penas pueden llegar hasta 5 años de cárcel y fuertes multas, y con riesgo pueden alcanzar los 20 años de prisión.