Teherán, 26 ago (EFE).- Irán rechazó este martes las acusaciones de haber cometido ataques antisemitas en Australia y afirmó que está estudiando una respuesta a la expulsión de su embajador del país oceánico por esas supuestas agresiones contra la comunidad judía.
“Las acusaciones son totalmente rechazadas. El antisemitismo no tiene sitio en nuestra cultura, historia o religión”, dijo en una rueda de prensa el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Ismail Baghaei.
El primer ministro australiano, Anthony Albanese, afirmó hoy que el Gobierno iraní está detrás de los ataques antisemitas perpetrados en el país contra la comunidad judía, y anunció la expulsión del embajador de Irán en Camberra, Ahmad Sadeghi, y otros tres funcionarios de su legación.
Baghaei mantuvo que la decisión de expulsar a su embajador Ahmad Sadeghi se debe a “motivos internos» de Australia relacionados con la guerra en Palestina.
«En las últimas dos semanas hemos sido testigos de masivas protestas contra el genocidio y la matanza en los territorios ocupados palestinos y algunos políticos australianos criticaron al régimen sionista”, dijo el diplomático iraní.
«Esta acción contra Irán, que es una acción contra la diplomacia y las relaciones entre los dos países, es para compensar las pocas críticas de la parte australiana contra régimen sionista», sostuvo.
El portavoz indicó que el Ministerio de Exteriores iraní está “estudiando el caso para adoptar una medida” y aseguró que «cualquier acción inapropiada e injustificada a nivel diplomático resultará en una contramedida”.
El primer ministro australiano aseguró hoy que Irán estuvo detrás de los ataques contra la sinagoga Adass Israel, en Melbourne, y contra el restaurante Continental Kitchen, en Sídney, y que probablemente también dirigió otras acciones en territorio australiano.
El mandatario también dijo que el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán, o CGRI, que se encarga de salvaguardar a la República Islámica, será catalogado como organización terrorista.
La Embajada australiana en Teherán ha suspendido sus operaciones por motivos de seguridad y sus diplomáticos se encuentran ya a salvo en un tercer país.