Irene Vallejo: La literatura sobrevive porque el ser humano está sediento de historias

SANTANDER, 15/08/2025.- La filóloga y escritora, Irene Vallejo, durante una entrevista con EFE en la que sostiene que el ser humano está "sediento de historias que den sentido a su experiencia", motivo por el que cree que la literatura, a pesar de que siempre parezca estar "al borde del precipicio", ha sobrevivido. EFE/Pedro Puente Hoyos

Eva García González

Santander, 15 ago (EFE).- La escritora Irene Vallejo sostiene que el ser humano está «sediento de historias que den sentido a su experiencia», motivo por el que cree que la literatura, a pesar de que siempre parezca estar «al borde del precipicio», ha sobrevivido.

En una entrevista con EFE, antes de ser investida doctora honoris causa por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Santander, la autora resalta que se han contado historias desde los tiempos más remotos y que «mientras haya un hálito de energía», se seguirá recogiendo la memoria en forma de historia.

«Soy una de esas personas muy optimistas en un medio que es muy pesimista en general. Siempre parece que el mundo de la literatura esté al borde del precipicio y milagrosamente ha sobrevivido, porque siempre ha habido suficiente cantidad de gente apasionada por los libros como para salvarlos», asegura.

En este sentido, Vallejo (Zaragoza, 1979) recuerda que cuando empezó a escribir su obra más reconocida, ‘El infinito en un junco’ (2019), «todo el mundo parecía convencido de que el leer se terminaba en este mundo de pantallas» y, sin embargo, ha sobrevivido.

«La pandemia demostró que la gente, en los momentos difíciles, vuelve a la lectura como un espacio seguro de compañía, de serenidad, de imaginación, de fantasía o de expansión de horizontes y para mí eso fue la demostración de que quizás lo que yo intuía no estaba tan equivocado», añade.

Desafiando fronteras

La escritora considera que la escritura se está volviendo «más mestiza» porque se están fusionando géneros y voces que están «desafiando las fronteras» de la literatura.

«La juventud, de la que decimos mil veces que no lee, está demostrando cómo la pasión por leer se renueva generacionalmente, y veo en las redes sociales muchas cuentas recomendando libros, ‘booktubers’, e incluso cómo los libros son también una forma de socializar para ciertas personas», sostiene.

Vallejo cree que las largas filas de jóvenes que se forman en las firmas de libros dan «razones para la esperanza» en la lectura, en esta época en la que «hay tantas tensiones y tantos impulsos para separarse».

«Leer los libros tradicionales de toda la vida ayuda a contrarrestar algunas orientaciones algo peligrosas de las redes sociales y de las pantallas, que son muy útiles y son maravillosas en muchos aspectos, pero que tienden a premiar la confrontación, el odio o la hostilidad», opina Vallejo.

 A su parecer, en momentos de confusión y convulsión en los que «parecería que quienes no piensan como uno mismo son enemigos», los libros ayudan a darse cuenta de que «se pueden entender y habitar» mentes distintas a las propias.

Vivir el conocimiento

La autora asegura que era una estudiante rara por su «forma apasionada de vivir el conocimiento» y que solía tener dificultades para encontrar personas que la entendieran y con las que compartirla, pero que en la UIMP lo hizo.

«En los cursos había un ambiente al que sentía que pertenecía, con otras personas de esas mismas inquietudes, y fue gratificante. Fue un impulso y allí quedaron amistades duraderas que hemos ido forjando y manteniendo a través de la carrera profesional», agrega.

Vallejo todavía se siente «incrédula» de ser doctora honoris causa por esa Universidad, porque se considera aún aprendiz y estudiante, y recuerda cuando en el Palacio de La Magdalena conoció a escritores que guiarían su carrera profesional, como Ana María Moix o Carlos García Gual. EFE

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