Cristina Sánchez Correa
Mérida, 12 ago (EFE).- Isabel Ordaz (Madrid, 1957) regresa al Festival de Mérida, además de como actriz, en calidad de coautora de la adaptación de ‘Las Troyanas’, una faceta que cultiva mucho pues ama la «palabra» y que ha sido ejercicio terapéutico en sus peores momentos como cuando le diagnosticaron cáncer de colon: «me salvó una vez más la creación».
Después de protagonizar en 2011 la comedia de la ‘Asamblea de las mujeres’ de Aristófanes, vuelve al Teatro Romano «nerviosa y contenta» para afrontar «un desafío muy grande» al interpretar a Hécuba en una adaptación, junto a la directora Carlota Ferrer, de ‘Las Troyanas’ de Eurípides, tal y como relata en una entrevista con EFE.
Se trata de una versión libre que, comenta, respeta siempre «la altura de la palabra poética que sustenta la tragedia», un género «eminentemente teatral».
La autora destaca la «modernidad» de Eurípides, al que no le interesan los héroes, le interesa el dolor de las víctimas, mujeres y niños, de las guerras, que son «irracionales y sin sentido», en las que «no hay vencedores ni vencidos», pues en las guerras «siempre se pierde porque se pierde la vida y porque hay víctimas».
Desde el dolor «salvaje» de Hécuba, señala, se pretende «desmontar esa mitología que roza la superstición y la ignorancia» en función de una reflexión sobre nuestra propia responsabilidad civil: «qué hacemos nosotros para ser mejores personas o cuál es la responsabilidad de los que matan o de los que gobiernan malamente».
Trayectoria profesional

Pese a ser conocida entre el gran público por sus personajes televisivos en series como ‘Aquí no hay quien viva’ o ‘La que se avecina’, con los que ha cosechado diversos reconocimientos, Ordaz tiene una extensa carrera profesional en cine, donde resaltan títulos como ‘La reina Isabel en persona’ o ‘Chevrolet’, por la que logró un Premio Goya a mejor actriz revelación.
En teatro ha representado desde grandes textos clásicos o obras de dramaturgia contemporánea nacionales e internacionales (‘Luces de bohemia’, ‘La dama boba’, ‘El beso’ o ‘Coraje de madre’), donde ha hecho textos «muy dramáticos», mucho más que comedia.
Ahora se adentra en una «tragedia pura», que es «un drama sin salida» pero el teatro, como vehículo de arte, te da «la salida de la belleza y de la reflexión», manifiesta Ordaz que los últimos años está muy centrada en la literatura y en la escena teatral.
Este es, a su juicio, el arte escénico «más creativo para un intérprete», donde los actores y actrices «controlan el tiempo y el espacio»: «el ‘Érase una vez’ ininterrumpido», lo que le parece «muy sagrado».
La figura del ‘clown’

Ello frente al predominio, por ejemplo, de los «aspectos técnicos del oficio» que hay en la televisión, la cual le ha dado un popular personaje, el de La Hierbas de ‘Aquí no hay quien viva’, que en ella está «bastante olvidado» pero que disfruta «del favor y del cariño» que la gente le sigue demostrando.
Con este personaje, que le supuso «mucho divertimento», lo que hizo fue trabajar un ‘clown’, como hiciera en sus comienzos en París, para añadir que una de las figuras más sagradas dentro del gremio teatral es el payaso: «el payaso lucha contra todos los obstáculos, no se rinde nunca, es el triunfo de la voluntad, de una voluntad fracasada permanentemente».
«Tengo alma de payaso y la tragedia no está tan alejada. Es un extremo que en un momento determinado se puede quebrar e ir hacia el absurdo. ¿Qué es lo que narra el payaso? El absurdo de la existencia. Uno narra el dolor y otro el absurdo», expresa la actriz.
Enfermedad y literatura
Su polifacética vida está marcada además por la literatura. En ella encontró refugio ante un temido diagnóstico médico de cáncer de colon hace unos años, al que siguió un duro tratamiento.
«Me salvó una vez más la creación, me salvó una vez más, junto con la terapia y los oncólogos, la literatura y escribir el libro ‘La vida en otra parte’, que relata un poco toda esa peripecia vital que fue la enfermedad», señala.
La enfermedad es una experiencia humana que se tiene que relatar literariamente, agrega Ordaz, a quien esto le ha permitido «una mayor comprensión del dolor, misterioso, desgraciado», así como «una empatía hacia los otros y una mayor gratitud por estar viva».
Autora, asimismo, de numerosos libros de poemas (‘La geografía de tu nombre’ o ‘Poemas de Palestina’, se siente muy cerca de este género literario, le sale de manera natural: «Amo el lenguaje, la palabra, y nunca se expresa tan libremente como en la poesía».