Israel recuerda el 7 de octubre sumido en un luto agotador y un optimismo cauteloso

Personas colocando fotos de víctimas israelíes del ataque del 7 de octubre en la fuente de la plaza Dizengoff en Tel Aviv, Israel. EFE/ABIR SULTAN

Tel Aviv, 7 oct (EFE).- Decenas de miles de israelíes se congregaron este martes en el parque Yarkón en Tel Aviv, durante el segundo aniversario desde los ataques de Hamás, en un luto que aún tiñe al país a la espera del regreso de los 48 rehenes.

«Nuestros corazones siguen rotos, pero se respira cierta esperanza en el aire. Aunque Netanyahu todavía está a tiempo de arruinarlo todo», reflexiona Jackson, uno de los organizadores del homenaje no gubernamental promovido por el movimiento Kumu, compuesto por familias afectadas por el 7 de octubre.

Todo está listo para la prueba de sonido. Tras el escenario, una noria gira iluminada en tonos neón. La tarde del martes, primer día de la festividad judía de Sucot, parece perfecta para un concierto. Pero el evento que está a punto de arrancar en el recinto al aire libre más grande de la ciudad no tiene aires de fiesta.

Israelíes de todo el país acuden a conmemorar el segundo aniversario del ataque perpetrado por Hamás el 7 de octubre de 2023, en el que alrededor de 3.800 milicianos del grupo islamista cruzaron la frontera para masacrar las ciudades y pueblos fronterizos.

Alrededor de 1.200 personas fueron asesinadas y 250 secuestradas a la Franja. Todavía permanecen 48 rehenes en manos de las milicias del enclave palestino, de los que Israel estima solo 20 continúan con vida.

«Sé que estás sufriendo y no puedo abrazarte. Te oigo susurrar ‘Ven por mí, Mamá’, y no puedo protegerte», se lamenta sobre el escenario Ana Angrest en un mensaje dedicado a su hijo Natan, quien sigue cautivo.

«Pero, mi niño», continúa Viki Cohen, madre de Nimrod, también secuestrado, «te juro que no voy a rendirme. Una nación al completo sigue sin renunciar a ti. El país por entero sigue luchando por ti».

Sus palabras tienen lugar en el marco del segundo día de las negociaciones indirectas entre Israel y Hamás en Egipto acerca del plan de Donald Trump sobre el fin de la guerra en Gaza. Una propuesta de 20 puntos cuya primera fase supondría la devolución de los 48 rehenes, tanto vivos como muertos.

El luto en las calles

Personas colocando fotos de víctimas israelíes del ataque del 7 de octubre en la fuente de la plaza Dizengoff en Tel Aviv, Israel. EFE/ABIR SULTAN

Un poco más al sur, en la conocida como la Plaza de los Rehenes de Tel Aviv, donde las familias de secuestrados y asesinados han situado su cuartel operativo desde el inicio de la tragedia, cientos de personas se reúnen a la espera de la retransmisión del evento.

Hay abrazos, ceños fruncidos, sonrisas cansadas. Una familiaridad que permite deducir quien acude todos los días. En un banco apartado, una pareja joven se besa. Ella le acaricia las mejillas, las tiene surcadas de lágrimas. El enorme contador que marca la ausencia de los secuestrados va sumando segundos.

«Uno se acostumbra a todo. Eso es lo triste», suspira Tomer, uno de los asistentes a la retransmisión. «Las personas que vienen aquí pasan la mitad del tiempo furiosas con el gobierno, y la otra mitad destrozada. Cuando, en realidad, el enfoque debería estar solo en firmar una tregua que frene esta locura», sentencia.

Pero Yehudit, otro miembro del público, no se muestra de acuerdo: «Estamos agotados, pero por primera vez en mucho tiempo siento esperanza de que algo cambie».

Tras ella, tres músicos cantan ‘Ihiye Tov’ (Estará bien), himno pacifista que el cantante israelí David Broza escribió en el contexto de la guerra de Yom Kippur de 1973. El público canta distraídamente las estrofas en las que el narrador de la canción, esperanzado, imagina una posible paz con Egipto, país al que Israel estaba enfrentado al momento de su escritura.

«Hoy, es uno de los países mediadores. Todo puede cambiar», susurra uno de los asistentes a su hija adolescente.

Comienza la retransmisión del evento. Todos se ponen en pie. Da inicio el minuto de silencio.

Yael Ben Horin

Personas colocando fotos de víctimas israelíes del ataque del 7 de octubre en la fuente de la plaza Dizengoff en Tel Aviv, Israel. EFE/ABIR SULTAN