Roma, 2 oct (EFE).- Italia afronta mañana viernes una huelga a nivel nacional convocada por los sindicatos contra la detención de la Flotilla que pretendía alcanzar Gaza, mientras las protestas se suceden en las plazas, estaciones y universidades de todo el país.
La CGIL, el mayor sindicato italiano, y la USB han llamado a la huelga en todo el sector público y privado a lo largo de toda la jornada del viernes y han organizado más de cien manifestaciones y concentraciones en las principales ciudades.
«La agresión contra las naves civiles que transportaban ciudadanos italianos representa un hecho de una gravedad extrema, un golpe al orden constitucional que impide una acción humanitaria y solidaria a la población palestina, sometida por el gobierno israelí a una verdadera operación de genocidio», avisó la CGIL en la convocatoria.
Poco después, la Comisión de Garantía de las Huelgas, un ente estatal consultivo que vela por el correcto ejercicio de este derecho, ha declarado el paro como «ilegítimo» por falta de preaviso, ya que ha sido convocado solo dos días antes.
El secretario de la CGIL, Maurizio Landini, ha «reconfirmado» el paro nacional, en declaraciones a la televisión pública RAI.
El ministro de Infraestructuras y Transportes, el ultraderechista Matteo Salvini, ha avanzado que valora limitar por ley el alcance de la huelga en su ámbito, algo que ya ha hecho en otras ocasiones.
En cualquier caso, el punto neurálgico de la jornada será la manifestación que a partir de las 08.30 hora local (06.30 GMT) unirá la romana Plaza Vittorio con la del Cinquecento, la gran explanada que antecede a la principal estación ferroviaria de la capital.
El objetivo es protestar contra la interceptación por parte del ejército israelí de los 43 barcos que engrosaban la Global Sumud Flotilla, después de atravesar el Mediterráneo desde puertos de España, Túnez e Italia para llevar ayuda humanitaria a Gaza.
El sindicato USB ha llamado a todos los trabajadores y ciudadanos a «bloquear todo» el país para alzar la voz ante esta «agresión».
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha respondido a la protesta con sarcasmo: «Me esperaba que, ante una cuestión tan importante como Gaza, los sindicatos no convocaran la huelga un viernes. Alargar el fin de semana y la revolución no es algo que case bien», ha ironizado.
Sus palabras han indignado a los sindicatos y a la oposición. La secretaria del Partido Demócrata, Elly Schlein, ha denunciado que el Gobierno «no haya expresado una sola palabra de condena o de crítica ante un acto de piratería» perpetrado por Israel con la Flotilla.
Mientras, en las calles, las protestas han estallado en las principales ciudades del país, secundadas sobre todo por jóvenes y activistas en universidades, estaciones e infraestructuras.
En Bolonia (norte) se han vivido momentos de tensión cuando los agentes antidisturbios han impedido que cientos de manifestantes accedieran a la estación de tren con banderas palestinas.
En Milán (norte) ha sido ocupada la Universidad Estatal mientras que en la cercana Turín (norte) se ha asaltado la facultad de Humanidades, Palazzo Nuovo, se han cortado algunas carreteras y unos cincuenta manifestantes han irrumpido en su aeropuerto.
En Roma, la pasada noche, mientras la Marina israelí abordaba las naves de la Global Sumud Flotilla, unas 10.000 personas marchaban por su centro y la manifestación volverá a repetirse esta tarde a los pies del Coliseo.
Como ocurrió en otras ocasiones, las protestas podrían degenerar en tensiones con las fuerzas del orden por lo que el Ministerio ha establecido un protocolo de seguridad en las principales ciudades.
El ministro del Interior, Matteo Piantedosi, ha confiado en el «raciocinio» de la mayoría de los manifestantes para que las concentraciones no tomen una deriva conflictiva.
La travesía de la Global Sumud Flotilla ha sido seguido con enorme interés en Italia: un grupo de diecisiete naves zarparon desde las costas de Sicilia (sur) y a bordo viajaban 58 italianos, de los cuales cuatro eran diputados y eurodiputados de izquierdas.
No obstante, el Gobierno de Meloni, aliada europea del presidente estadounidense, Donald Trump, no ha reconocido Palestina como Estado sino que ha presentado en el Parlamento una moción con la que acepta reconocerlo siempre y cuando Hamas libere a los rehenes israelíes y abandone Gaza y Cisjordania.