Jefe de Hizbulá aboga por «unidad nacional» durante debate gubernamental sobre su desarme

Foto archivo. Naim Qassem. EFE/Nabil Mounzer

Beirut, 5 ago (EFE).- El líder del grupo chií libanés Hizbulá, Naim Qassem, llamó este martes a adoptar una visión de «unidad nacional» y a no someterse a los dictados de Washington, mientras el Consejo de Ministros libanés debate el desarme de su movimiento en medio de crecientes presiones estadounidenses.

«Para construir el Líbano y lograr estabilidad, debemos compartir y cooperar dentro del marco de la unidad nacional; delinear prioridades que representen la realidad libanesa al completo y no someternos a la tutela estadounidense ni de otros», pidió el clérigo chií en un discurso televisado.

Sus declaraciones se produjeron coincidiendo con una reunión del Consejo de Ministros que tiene como tema central el desarme de Hizbulá, algo que el movimiento condiciona al previo fin de los ataques israelíes contra el Líbano, entre otros, y que el Estado libanés busca desde el final de la guerra con Israel.

Sin embargo, Qassem defendió que «el problema» no es el armamento en manos de sus filas, sino los bombardeos que el Estado judío sigue lanzando contra el territorio libanés pese al alto el fuego alcanzado entre ambos países el pasado noviembre.

«Debemos ir al Consejo y fijar una estrategia para enfrentar la agresión (israelí) y preservar la soberanía. Establecer un calendario para lograrlo y debatir cómo podemos involucrar a todo el mundo en el proceso de defender el Líbano», sentenció el secretario general de Hizbulá.

El plan de EEUU

El presidente libanés, Joseph Aoun, elevó el tono contra Hizbulá la semana pasada pidiendo públicamente su desarme, después de que Washington tratara de promover una propuesta de plan para avanzar en las tareas pendientes del cese de hostilidades, con foco en la eliminación del armamento del grupo chií.

En su intervención de este martes, Qassem acusó a Estados Unidos de querer quitar al Líbano sus capacidades y de ir «totalmente en el interés de Israel».

Además, desveló por primera vez los detalles de la propuesta, que les daba un plazo de 30 días para entregar hasta sus armas «simples» como granadas y morteros, así como desmantelar el 50 % de su infraestructura.

Según afirmó el jefe del movimiento político y armado, tras el final de esa fase inicial, Israel se retiraría de los puntos ocupados en el sur del Líbano, dando paso a una segunda etapa de entre dos y tres meses que culminaría, a su vez, con una liberación de prisioneros.

«No estamos de acuerdo con ningún nuevo pacto (…) No estamos de acuerdo con ningún calendario que se presente para ser implementado bajo el paraguas de la agresión israelí», zanjó el clérigo, al reivindicar que no aceptarán ser «esclavos de nadie».

El Consejo de Ministros en marcha este martes fue convocado entre crecientes presiones estadounidenses y entre miedos a que una falta de consenso para lograr el desarme de Hizbulá sin más demoras derive pronto en una nueva ofensiva israelí de envergadura contra el Líbano, como ocurrió a finales de 2024.

«No va en el interés de Israel optar por una agresión a gran escala, porque la Resistencia va a defender, el Ejército va a defender, la gente va a defender. Misiles caerán dentro de la entidad y toda la seguridad que construyeron en ocho meses colapsará en una hora», alertó Qassem.