Leipzig (Alemania), 29 sep (EFE).- Jens Jakob estuvo preso en la República Democrática de Alemania (RDA) tras intentar huir guiado por su anhelo de libertad hacia la República Federal Alemana (RFA), donde vivió como refugiado. Hoy, tras mudarse al este, celebra los 35 años de la reunificación como un éxito personal y de todos los germanos.
Nacido en la ciudad oriental germana de Leipzig hace 62 años, Jens sonríe al ver impreso en una reciente revista dedicada a los 35 años de la reunificación de Alemania el emblema de la RDA, compuesto por un martillo, un compás y una espiga de trigo.
«¡Qué fuerte!», dice y ríe en una entrevista con EFE, en la que los pesados recuerdos de aquel régimen en el que fue condenado a 17 mese de cárcel por tratar de escapar del este no le impidieron mostrarse enfático sobre la importancia del aniversario de la reunificación el 3 de octubre.
«Los 35 años de reunificación significan para muchas personas -incluido él- el camino hacia la libertad y el camino hacia el éxito económico», apunta Jens, que lleva hoy en día como empleado en el sector de la informática una vida acomodada en Leipzig, desde donde trabaja a distancia en una empresa radicada en el oeste del país.
Huida frustrada por Bulgaria
Jens se define como un amante de la libertad y, de joven, su deseo de libertad le llevó, en 1988, a huir con un amigo desde Leipzig hasta Alemania del oeste, pero ambos fueron detenidos en la frontera de Bulgaria con Yugoslavia.
«Curiosamente», dice, el juez le impuso una condena de cárcel el 3 de octubre de 1988, dos años antes de que esa fecha se convirtiera gracias al Tratado de Unificación en el «Día de la Unidad Alemana».
Entre 1988 y 1989, Jakob pasó siete meses entre cárceles de Sofía, Leipzig y la también alemana oriental ciudad de Chemnitz (entonces Karl-Marx-Stadt), aunque fue liberado gracias a un programa secreto de la Alemania Occidental.
Bonn se gastó una cantidad estimada en 3.000 millones de marcos (1.534 millones de euros al cambio actual) para liberar a unos 33.000 presos políticos como Jakob.
El 29 de enero de 1989, él salió en dirección a la Alemania Occidental, apenas nueve meses antes de que tuviera lugar la revolución pacífica que derribó el muro de Berlín y tumbó al régimen comunista, en condiciones que él describe como las de un refugiado.
La retransmisión de la «revolución pacífica»
Por televisión Jens vio, como un refugiado, según explica, la caída del muro de Berlín el 9 de noviembre de ese año y, antes, las manifestaciones de la revolución pacífica que llevó a la reunificación y que tuvo su cuna en Leipzig.
La Iglesia de San Nicolás de Leipzig fue un lugar central en las manifestaciones de los lunes en las que decenas de miles de personas mostraron en esta ciudad sajona su descontento con el régimen.
«Mi historia es la de alguien que huye de su país para irse a otro, es también la historia de un refugiado», conviene en afirmar tras pasear por ese templo, cuyo interior alberga una exposición sobre el compromiso de la iglesia con la causa de la libertad.
«La Iglesia siempre fue un lugar donde uno podía expresarse sobre algunos temas», aunque había «ateos, uno podía tener una comunidad, protección y consuelo», reconoce Jakob quien en el oeste tuvo que rehacer su vida desde cero.
Sin dinero en un pueblo perdido
Recuerda haberse preguntado si no había tomado una mala decisión al verse sin dinero ni pertenencias en un pueblo perdido del estado federado de Baden-Württemberg, en el suroeste germano.
En esa región se instaló y, tras varios cambios de trabajo, formó su familia.
Durante tres décadas vivió en Stuttgart y luego en Düsseldorf, cerca del Rin, hasta que su hija María, que se fue a vivir a Leipzig, tuvo un nieto, evento familiar que fue el argumento definitivo para volver a su ciudad natal.
«Esta Leipzig es una ciudad completamente diferente a la que yo conocí. No tengo ningún problema con Leipzig, es mi hogar, conozco cada calle», dice mientras señala los céntricos edificios del patio interior en el que atiende a EFE, pues de niño vivía en el centro de la ciudad.
Salvador Martínez Mas