Pamplona, 1 sep (EFE).- El violento ataque y posterior victoria en solitario del danés Jonas Vingegaard (Visma-Lease a Bike) camino de la cima de Valdezcaray no solo sorprendió a todos, sino que en el equipo de su gran rival, el portugués Joao Almeida (UAE Emirates), reavivó los rescoldos de la falta de trabajo conjunto de sus componentes.
Tres triunfos seguidos de UAE no ocultan otros problemas
Los tres triunfos consecutivos de etapa en las primeras nueve jornadas de la 80ª Vuelta a España del equipo emiratí no han podido ocultar la sensación de falta de trabajo del todos para uno habitual cuando está en acción su gran líder, el esloveno Tadej Pogacar.
La primera victoria fue en la contrarreloj por equipos de Figueres, que permitió una celebración mediática, pero, lejos de refrendarlo, los dos triunfos en la dupla pirenaica con Jay Vine y Juan Ayuso han servido para seguir avivando más las posibles desavenencias internas que la cohesión.
El español se borró de la lucha por la general en Pal y trató de reconciliarse con él mismo al día siguiente ganando en Cerler.
Almeida, solo contra Vingegaard
Cuando el danés lanzó su órdago en Valdezcaray se echó en falta la presencia de los ciclistas del equipo emiratí en cabeza con el portugués bastante retrasado, sin nadie cerca de él.
Ni Vine -con su maillot de lunares azules de líder de la montaña-, ni Ayuso -que se había borrado un día más a pie de puerto-, ni Marc Soler -que parece más centrado en su clasificación que en ser el rocoso último hombre para ayudar al líder como ha demostrado reiteradas veces con Pogacar- aparecieron.
Al acabar la etapa riojana en la que hizo todo el esfuerzo en solitario en persecución de Vingegaard, Almeida lanzó una velada acusación, sin nombrar a nadie al afirmar en distintos idiomas y momentos: «Extrañé a mis compañeros. No había nadie conmigo al final. Es lo que pasó».
Juan Ayuso se justifica
También habló Juan Ayuso al concluir la jornada sobre haberse dejado ir antes de la ascensión a la estación invernal.
«Estaba bastante cansado y así no podía ayudar mucho al equipo. No tiene sentido apretar por apretar», afirmó.
Cuando se le apuntó que quizá podía haber estado junto a Almeida en los primeros momentos sentenció: «No habría estado ahí. Apretar cinco minutos más no tiene sentido».
Almeida y Ayuso ya tuvieron sus más y sus menos en el Tour de 2024, en la ascensión al Galibier, en la que el portugués le recriminó que se escondiese cuando ambos eran los dos últimos hombres del equipo para ayudar a Pogacar.
En el pasado Giro, los encontronazos del alicantino, que ganó una etapa, fueron con el jovencísimo mexicano Isaac del Toro que se puso de líder. Una caída y el posterior picotazo de una avispa salieron en ayuda de Ayuso para dar por cerrada la situación.
También estuvo a punto de vivirse otra escena de similares características en la Clássica Terres de l’Ebre en la jornada de descanso del Tour.
Se anunció que estarían en la salida compartiendo liderato Del Toro y Ayuso; ninguno de los dos apuntaba a estar en la Vuelta, pero la renuncia de Pogacar a estar en Turín sirvió para justificar que el alicantino no corriese allí y preparase la carrera española, en la que se hizo hueco en el ocho inicial.
La Vuelta desempatará el duelo Visma-UAE
El pulso este 2025 entre los dos equipos más poderosos del mundo en las grandes vueltas ha llegado a la Vuelta en equilibrio. En el Giro, en un fantástico movimiento táctico, el Visma-Lease a Bike asaltó el liderato del mexicano del UAE el penúltimo día y el británico Simon Yates se alzó con el triunfo.
En el Tour, con Pogacar de líder UAE, no hubo color en la pelea entre el esloveno y el danés. El desempate, salvo inesperado cambio de guion en la carrera, será el 14 de septiembre en Madrid entre Vingegaard y Almeida. EFE
José Luis Sorolla