Jordi Herreruela (Cruïlla): «Los promotores independientes somos una especie en extinción»

El festival Cruïlla celebra a partir de mañana miércoles su 15ª edición con un cartel encabezado por Alanis Morissette, Sex Pistols o Love of Lesbian, un hito que su director, Jordi Herreruela, en la imagen, pone en valor porque considera que los promotores independientes son "una especie en extinción", ha explicado en una entrevista con EFE.EFE/ Quique García

Guillermo Cabellos

Barcelona, 8 jul (EFE).- El festival Cruïlla celebra a partir de mañana miércoles su 15ª edición con un cartel encabezado por Alanis Morissette, Sex Pistols o Love of Lesbian, un hito que su director, Jordi Herreruela, pone en valor porque considera que los promotores independientes son «una especie en extinción», ha explicado en una entrevista con EFE.

Según recuerda Herreruela, el Cruïlla comenzó como un ciclo de un mes de música de raíz que se celebraba en Mataró (Barcelona), y que ante el aumento de público cerró sus dos últimas ediciones con una fiesta en el Parc del Fòrum, una iniciativa que sembró la semilla de lo que sería el festival.

«Contamos el inicio del Cruïlla desde el momento en que dejamos Mataró –explica el director del festival–, cuando ya hacemos una edición de fin de semana con cinco escenarios en el Fòrum».

Aquella primera edición se celebró los días 16 y 17 de julio de 2010 y contó con músicos como Ben Harper, Love of Lesbian, Macaco, Albert Pla o Kase’o, con una gran afluencia en la primera jornada y números más discretos en la segunda, tal y como rememora Herreruela.

«La sensación de aquel primer día, ya con el festival lleno, con todos los escenarios funcionando y la gente recibiéndolo muy bien, fue en realidad como un sueño, como una cosa que habías proyectado durante mucho tiempo y que finalmente se hacía realidad», explica el empresario.

    La consolidación de un modelo

El festival Cruïlla celebra a partir de mañana miércoles su 15ª edición con un cartel encabezado por Alanis Morissette, Sex Pistols o Love of Lesbian, un hito que su director, Jordi Herreruela, en la imagen, pone en valor porque considera que los promotores independientes son "una especie en extinción", ha explicado en una entrevista con EFE.EFE/ Quique García

Ya en el segundo año, el festival Cruïlla realizó una apuesta que no había prosperado hasta el momento: la de programar un cartel musicalmente diverso.

«En aquella época solo funcionaban los festivales dirigidos a melómanos. Se habían hecho grandes aquellos que se definían con una temática musical, como el Primavera con el indie, el Sónar con la electrónica u otros ciclos de rock duro o reggae», cuenta Herreruela, quien incide en que eran espacios incómodos a los que «ibas de tienda de campaña, dormías al sol, te duchabas poco y comías fatal».

Sin embargo, con la llegada de plataformas como Spotify y la caída del consumo de música en físico, la música se democratizó y un público más amplio empezó a interesarse por disfrutarla en vivo.

«Entonces empieza a cambiar la manera cómo disfrutamos y cómo consumimos la música. Nosotros visualizamos este cambio y nos parece que hay una oportunidad de hacer un festival grande dirigido al público no melómano, a aquel que se sabe tres o cuatro canciones de un artista», sigue Herreruela.

«Hicimos una apuesta y yo creo que tuvimos una visión que el tiempo nos ha dado la razón, porque no solo el proyecto se ha consolidado, sino que el resto de festivales han tendido a apostar por aquello que nosotros apostábamos hace 15 años y no se acababa de entender», añade el director del Cruïlla.

    Un festival independiente

El festival Cruïlla celebra a partir de mañana miércoles su 15ª edición con un cartel encabezado por Alanis Morissette, Sex Pistols o Love of Lesbian, un hito que su director, Jordi Herreruela, en la imagen, pone en valor porque considera que los promotores independientes son "una especie en extinción", ha explicado en una entrevista con EFE.EFE/ Quique García

Los festivales de música han sido el foco de la discusión cultural en los últimos meses después de la polémica relación entre varios ciclos musicales españoles y el fondo de inversión estadounidense con intereses en Palestina KKR.

«La única forma de evitar una polémica como esta es que tú mantengas la propiedad de tu empresa. Esto se dice rápido, pero no es tan fácil hacerlo. Los promotores independientes somos una especie en extinción», argumenta Herreruela sobre esta situación.

Además, para el empresario, la entrada de estos grandes fondos implica otra problemática, más allá del incierto destino del dinero, como es la homogeneización de la industria.

«Cuando se generan estos grandes grupos, en realidad se generan sinergias y formas de trabajo que igualan el consumo cultural, que lo tratan por igual en todas partes. A menudo se iguala por las maneras de trabajo de las culturas mayoritarias. En Europa las culturas minoritarias son mayoría, pero hay un sector que no es mayoría y trata de imponer su manera de trabajar», señala Jordi Herreruela.

Para lograr que perduren estas singularidades locales en la cultura, Herreruela tiene claro que tanto el sector privado como el público deben trabajar conjuntamente.

«Salvaremos la identidad cultural local si demostramos que tiene un valor económico y que trabajarla permite hacer un buen negocio», añade el empresario.

   Nombres propios del Cruïlla

En cuanto a la programación artística de estas 15 ediciones del Cruïlla, Herreruela explica a EFE que el concierto que más ha disfrutado ha sido el de David Byrne, líder de Talking Heads.

«Se presentó en 2018 con ‘American Utopia’, un espectáculo en el que no hay ningún cable en el escenario y todos los músicos se mueven libremente por él. Para mí fue algo revolucionario, era cambiar las reglas del juego», comenta el director del Cruïlla.

Además, considera que Robert Plant, cantante de Led Zeppelin, Tom Morello, guitarrista de Rage Against the Machine y Jack White, líder The White Stripes, son los músicos que más ilusión le ha hecho programar.

En cambio, Herreruela admite que se sintió muy decepcionado con el concierto de Lauryn Hill, quien actuó con 45 minutos de retraso y problemas técnicos, y que desearía haber podido traer al Parc del Fòrum a Tom Petty, fallecido en 2017, y Al Green, quien hoy apenas ofrece conciertos.