¿Puede una tienda de barrio competir con las grandes superficies? Alimentación Zortzi lo demuestra cada día. En su pequeño local de Txantrea, Joseba sirve carne de sus propias terneras, conoce a cada cliente por su nombre y apuesta por la calidad antes que por el volumen.

De las redes sociales al mostrador: una tienda nacida en Facebook
Joseba nunca imaginó que un experimento casero acabaría convirtiéndose en una tienda de referencia para el barrio. Todo comenzó con una idea sencilla: vender productos de su entorno directamente a las casas. Sin intermediarios. “Repartíamos patatas, huevos y carne. Yo los criaba, los recogía y los llevaba. Usábamos Facebook y el boca a boca. Así empezamos”.
La acogida fue tan buena que en poco tiempo decidieron alquilar un local. En octubre se cumplen cinco años desde que abrió Alimentación Zortzi, un comercio que combina el alma de los pueblos con la funcionalidad urbana.
“Empezamos vendiendo por Facebook, y vimos que funcionaba. Así nació la tienda.”
Hoy el nombre Zortzi suena a confianza, a trato directo y a productos que no necesitan etiqueta para demostrar su calidad.

Carne de casa, huevos camperos y productos que no fallan
Joseba lo tiene claro: su tienda no busca competir en variedad, sino en autenticidad. La carne que ofrece proviene de sus propias terneras, criadas con mimo y respeto. “Sé exactamente lo que vendo. Esa es la diferencia”.
A su lado, los huevos camperos y las patatas ocupan un lugar protagonista. Productos sencillos, pero honestos. “Los clientes saben que aquí compran algo que ha pasado por mis manos”, afirma.
“Trabajo con productos de confianza. Si algo funciona, prefiero no cambiarlo.”
Además, selecciona fruta y verdura dos veces por semana, desplazándose hasta Pamplona y Bilbao. “No delego esa parte. Me gusta ver lo que voy a vender. Así mantengo el nivel”.
Proveedores de confianza, sin modas ni sorpresas

Alimentación Zortzi no se deja llevar por lo último en “superfoods” ni productos en tendencia. Joseba prefiere trabajar con lo que conoce, lo que su clientela le pide y lo que él puede controlar. “Si algo está bueno, me lo traen a buen precio y sé que va a gustar, lo sumo. Pero no hago cambios por moda”.
También prioriza el producto de temporada, no solo por sabor, sino por coherencia. “Lo natural es lo que está en su momento. Y eso se nota en el paladar”.
“No sigo modas. Apuesto por lo que la gente conoce y confía.”
La atención que no se compra en Amazon
Uno de los valores más importantes para Joseba es el trato humano. En su tienda no hay cajas automáticas ni turnos digitales. Aquí se escucha, se habla y se recomienda. “Conozco a todos los que vienen. Sé quién es celíaco, quién tiene niños pequeños o quién prefiere el filete más fino”.
“Aquí conozco al barrio, y el barrio me conoce a mí.”
Esa cercanía se traduce en confianza. “No todo está en la vitrina. Pero si alguien quiere algo especial, me lo pide y se lo traigo. Lo importante es que se sientan atendidos”.

Pedidos personalizados y contacto directo
Los clientes habituales no necesitan hacer colas ni consultar catálogos. Basta una nota, un mensaje o un comentario para que Joseba se encargue de todo. Desde solomillos a cortes poco comunes, su lema es adaptarse a lo que el cliente necesita.
“No tengo de todo a todas horas, pero si me lo piden, lo consigo.”
El barrio como motor y un futuro con ambición
Aunque el día a día es intenso —hasta el punto de que muchas veces no le da tiempo a almorzar—, Joseba no pierde la ambición. Hace unas semanas se interesó por una tienda cercana que cerraba. “Me hubiera encantado alquilarla, pero solo estaba en venta. Si hubiera sido alquiler, ya estaría funcionando”.
“Las ganas de crecer están, pero nunca sin perder la esencia del barrio.”
Por ahora, la idea de expansión se mantiene viva, pero con los pies en la tierra. Alimentación Zortzi crece a ritmo de barrio, de cliente fiel y de boca a boca. Porque su éxito no está en los metros cuadrados ni en las campañas digitales, sino en algo más sencillo y duradero: la confianza.