Madrid, 6 oct (EFE).- La Audiencia Nacional juzga desde este lunes a Yassine Kanjaa, el presunto yihadista que irrumpió con un machete al grito de Alá en dos iglesias de Algeciras (Cádiz) y asesinó al sacristán Diego Valencia e hirió de gravedad al sacerdote Antonio Rodríguez, el 25 de enero de 2023.
El acusado, ingresado en un centro psiquiátrico de forma preventiva, se enfrenta a una petición del fiscal de 50 años de cárcel por delitos de asesinato, tentativa de asesinato y lesiones, todos ellos de carácter terrorista. La acusación popular ejercida por la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) le reclama 8 años más de cárcel.
La Fiscalía también solicita que indemnice con 150.000 euros a la viuda del sacristán y con 50.000 euros a cada uno de sus hijos; a los herederos del sacerdote herido grave (que falleció casi un año después) con 17.000 euros, y con 3.700 euros a otro sacerdote que resultó herido de menor gravedad.
El acusado ha sido diagnosticado con un cuadro psicótico de probable filiación esquizofrénica, si bien se considera que la afectación de sus facultades intelectivas y volitivas, aún siendo severa, no era completa, por lo que la Fiscalía aprecia la eximente de anomalía o alteración psíquica como incompleta.
Kanjaa, de nacionalidad marroquí, residía en Algeciras al menos desde el 16 de junio de 2022, cuando fue identificado y se comprobó que había entrado irregularmente en España y carecía de documentación, lo que motivó que se le abriera un expediente de expulsión, según relata el fiscal.
Antes del ataque, entró en la iglesia de San Isidro e increpó a una persona. Después se dirigió a su domicilio, apagó el móvil, lo guardó en un cajón, cogió un machete y salió de nuevo.
Tras cruzarse con el sacerdote que resultó herido más leve, al que abordó por detrás y logró huir, entró a la iglesia de San Isidro cuando se estaba celebrando misa.
Se dirigió al altar y el sacerdote Antonio Rodríguez intentó salir de la iglesia, pero Kanjaa le persiguió y le golpeó, lo que le hizo caer al suelo, momento en el que le asestó con fuerza un golpe con el machete en la nuca, hiriéndole gravemente.
A continuación, el acusado salió y se dirigió a la iglesia de Nuestra Señora de la Palma, donde se encontró con el sacristán Diego Valencia.
Fue hacia él y comenzó a golpearle con el machete. El sacristán de consiguió huir y mientras el acusado le perseguía, le golpeaba con el arma hasta que cayó al suelo en el centro de la Plaza Alta.
Ahí, el acusado le propinó «dos golpes fuertes con el machete, uno en el cuello y otro en la cabeza», que le causaron la muerte.
Posteriormente, se dirigió al «Mirador del Muro», dejó el machete en el suelo y se arrodilló, momento en el que fue detenido por agentes de la Policía Local.