Julia Ducournau abre el 58º Festival de Cine de Sitges con la ‘pandémica’ película ‘Alpha’

La directora francesa Julia Ducournau, ganadora de la Palma de Oro del Festival de Venecia en 2021 por 'Titane', posa para la prensa gráfica antes de la presentación de su nueva película 'Alpha', que abre la 58ª edición del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges. EFE/Siu Wu

Jose Oliva

Sitges (Barcelona), 9 oct (EFE).- La cineasta francesa Julia Ducournau ha abierto este jueves la 58ª edición del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges con la pandémica ‘Alpha’, en la que vuelve al llamado ‘body horror’ con una historia en la que planean los efectos negativos de las pandemias, especialmente la discriminación con el sida.

En la película, Alpha es una problemática niña de 13 años que vive con su madre soltera y cuyo mundo se derrumba el día que vuelve del colegio con un tatuaje en el brazo.

Como su anterior trabajo ‘Titane’ (ganadora de la Palma de Oro de Cannes), ‘Alpha’ se mueve en el mismo eje del ‘body horror’, con el que Ducournau da un paso adelante en su exploración del cuerpo.

La directora vuelve a retar a los espectadores a sumergirse en toda una experiencia visual y sensorial para descifrar todas las claves ocultas de un relato, en el que subyacen temas como el amor familiar, en este caso madre-hija, el duelo, la empatía y, por supuesto, la transformación del cuerpo.

Ducournau, que ya estuvo en Sitges con sus dos anteriores películas, vuelve ahora para inaugurar el certamen: «Soy la tercera mujer que inaugura este festival que ya va por la edición 58, y en los últimos quince años ha habido mucha participación de directoras en el género, así que esas cifras se pueden mejorar».

La directora no quería repetir el mismo esquema de sus anteriores películas ante un público ávido de visceras y sangre: «Para mí, ‘Alpha’ no es una película de terror, la escribí como un drama y espero que se vea como un drama, y que al salir del cine la gente vaya a llamar a sus madres y les digan que las quieren mucho».

Aunque la intención de Ducournau no fuera crear un filme de terror, ha reconocido que este cruce entre thriller psicológico y drama familiar «bebe mucho de Edgar Allan Poe», el maestro literario del género.

«Edgar Allan Poe fue un autor que descubrí de muy joven y que me ha acompañado a lo largo de toda mi vida, y creo que es por su melancolía mi creencia de que el amor sigue siendo importante a pesar de la oscuridad del mundo», ha explicado Ducournau.

De Poe es también, reconoce, «la distinción entre clases, el miedo a los demás que surge de esa sociedad aterrada por ciertos miembros que la componen, el rechazo» y cree que «todas esas cosas explican mucho el universo de la película y también de lo que estamos viviendo en estos tiempos».

Esa influencia de Poe se deja ver a lo largo de la película con pequeños guiños que la directora invita a descubrir.

En la cinta, que tendrá su estreno en las salas de cine españolas el próximo 21 de noviembre, hay un contraste entre la forma visual que presenta el pasado y el presente: «Quería demostrar el impacto que la enfermedad tuvo en la sociedad, e intenté expresarlo visualmente, con una coloración que recuerda a aquellas fotos que se tomaban con las cámaras Kodak desechables, cálidas, densas, sobresaturadas, en contraste con el presente de la historia, donde todo está extremadamente desaturado».

La idea era mostrar cómo el miedo transformó las cosas en solo unos años, de una sociedad unificada a una fragmentada, más fría, más industrial, casi metálica, una sociedad donde cada personaje es prisionero de su propia soledad, apunta Ducournau.

La primera idea que tuvo sobre la estructura de la película fue intentar buscar el tiempo del trauma que sufren los personajes en «una línea de tiempo que no es lineal, sino entrecortada, agujereada por recuerdos del pasado, por visiones, por el dolor, pero el presente, a su vez, también está marcado por el miedo que tenemos al futuro, pues lo que pasó puede volver a ocurrir, y eso nos aterra también en cierta forma».