Magdalena Tsanis
Madrid, 18 jun (EFE).- Creció en la pobreza, sus padres eran toxicómanos, sufrió abusos infantiles y fue madre adolescente, pero Katriona O’Sullivan es hoy profesora universitaria y ha contado su vida en un libro, ‘Pobre’ (Planeta), que ha sido un fenómeno de ventas en Irlanda y ahora se publica en España.
«El mundo está lleno de gente privilegiada que no hace nada por mejorar las cosas y yo no quería ser uno de ellos», ha dicho a EFE la autora, que ha asesorado a la ONU y al Parlamento británico en temas de pobreza y exclusión.
O’Sullivan (Coventry, Reino Unido, 1977) es la tercera de cinco hermanos. Su infancia estuvo envuelta en violencia, caos y abandono y sufrió abusos en el seno familiar. Cuando a los quince años se convirtió en madre adolescente y se vio en la calle, las posibilidades de una vida estable parecían esfumarse por completo.
Y sin embargo, O’Sullivan salió adelante. Se doctoró en Psicología en el Trinity College, donde actualmente trabaja como profesora a la vez que dirige un programa para mejorar el acceso a la educación de los más desfavorecidos.
A primera vista, su historia es un caso ejemplar de superación y éxito, pero ella hace hincapié en que nada habría sido posible de no haber tenido acceso temprano a la lectura, sin un sistema educativo público y la ayuda clave de algunos profesores.
«Te dicen que tienes que trabajar duro, pero trabajar duro no salva a todo el mundo; cuando tu familia no tiene recursos o hay problemas de adicción o salud mental y pasas hambre, el trabajo duro es solo una pequeña parte», ha subrayado.
Una de las razones por las que escribió este libro, a propuesta de su editorial, fue constatar el grave deterioro de ese sistema de protección infantil, de sistemas de acogida y de educación gratuita en el que se pudo apoyar en su juventud.
«Hay miles de chicas como yo, no soy especial ni única, aunque mi historia sí lo es, pero hay miles de chicas tan talentosas y capaces que no tienen las oportunidades que yo tuve, el sistema no está a su altura», sostiene.
Según el Banco Mundial, un 44 % de la población mundial vive con menos de 6,85 dólares al día y erradicar la pobreza en 2030, uno de los propósitos que se había marcado la ONU en la Agenda 2030, ha dejado de ser una posibilidad.
«La pobreza está en todas partes y va en aumento, si miras a otro lado estás siendo cómplice», subraya la escritora, que hace hincapié en el enorme coste social que tiene, debido a su impacto directo en la delincuencia, las adicciones o la salud mental.
También insiste en que trabajar para combatirla no es una cuestión de «caridad» sino de «justicia y excelencia». Beneficiaria de un programa filantrópico de su universidad, dice haber sentido siempre una pulsión exagerada de ser agradecida y ve necesario darle la vuelta a la ecuación.
«Nadie te dice que eres talentosa, que eres increíble, yo fui una estudiante de diez, he publicado en Nature», subraya. «Necesitamos pensar más en el valor de la diversidad, la diversidad es fuente de riqueza, esto no es una cuestión de caridad».
En cuanto a la lectura, dice que fue su padre quien se la descubrió de niña y que leía lo que tuviera a mano, lo que le daban. Recuerda especialmente las historias de una Biblia infantil o ‘El gran gigante bonachón’ de Roald Dahl.
«Si me preguntas qué me hizo diferente de otros niños en mi situación, creo que la respuesta es los libros. Los libros me dieron palabras, pensamientos, la posibilidad de expresarme y de hablar de lo que me ocurría, pero también la posibilidad de pensar que otros mundos y otras vidas son posibles».