La 86 Quincena Musical abre con ‘Requiem (s)’, el canto a la muerte del Ballet Preljocaj

El director de la Quincena Musical de San Sebastián, Patrick Alfaya (d), acompañado de la asistente de dirección, Dany Lévêque (2i), y de las bailarinas, Araleci Caro Regalón (i), y Micol Taiana (2d), del Ballet Preljocaj, presenta este viernes el 'Requiem (s)', dos años después de llevar al escenario del Kursaal su versión de 'El lago de los cisnes', de Tchaikovsky. EFE/Juan Herrero.

San Sebastián, 1 ago (EFE).- La 86 edición de la Quincena Musical de San Sebastián comienza hoy con ‘Requiem (s)’, el último espectáculo del coreógrafo francés de origen albanés Angelin Preljocaj en el que los bailarines se mueven con músicas diversas que van desde Mozart o Ligeti a fragmentos de ‘heavy metal’, como el que da inicio al espectáculo.

El director de la Quincena Musical de San Sebastián, Patrick Alfaya (d), acompañado del patrocinador, Oscar Téllez (i), de la asistente de dirección, Dany Lévêque (c), y de las bailarinas, Araleci Caro Regalón (2i), y Micol Taiana (2d), del Ballet Preljocaj, presenta este viernes el 'Requiem (s)', dos años después de llevar al escenario del Kursaal su versión de 'El lago de los cisnes', de Tchaikovsky. EFE/Juan Herrero.

El director del ciclo musical donostiarra, Patrick Alfaya, ha presentado en rueda de prensa esta obra junto con la ayudante de dirección del Ballet Preljocaj, Dany Lévêque, y las bailarinas Araceli Caro Regalón y Micol Taiana.

«Por primera vez en 86 años la Quincena abrirá con música que no es clásica», ha señalado Alfaya, que ha recordado que desde 2009 un espectáculo de danza no inauguraba el ciclo.

‘Requiem (s)’, que recala este viernes en el auditorio Kursaal tras su estreno en mayo de 2024 durante el Festival de Aix-en-Provence y su paso por La Villette de París, aborda las diferentes dimensiones de la muerte y explora las emociones que provoca a través de los ritos funerarios en diferentes culturas.

Es una reflexión sobre la muerte que Preljocaj elaboró tras el fallecimiento su padre, que ya estaba enfermo, y la muerte sorpresiva de su madre, a las que se sumaron los decesos de varios amigos en 2023, aunque la idea ya le rondaba en la cabeza, ha indicado Dany Lévêque.

La pieza reagrupa emociones alrededor de la muerte que pueden ir desde la pena a la cólera o la ira que se siente tras la pérdida de un ser querido, ha explicado.

En la carrera de Preljocaj se alternan los ballets que tienen un relato y cuentan una historia ya conocida como ‘Romeo y Julieta’ o ‘El lago de los cisnes’, con otros más abstractos como ‘Requiem (S)’, ha indicado.

«Parte de una idea base que todo el mundo conoce para luego desarrollar la pieza», ha explicado la asistente de dirección de este coreógrafo, que inició su formación en la danza clásica y posteriormente se centró en la contemporánea con figuras como Merce Cunningham y Domonique Bagouet.

Una de las señas de identidad de Preljocaj es su apertura a colaboraciones diversas con músicos como Air, Laurent Garnier, artistas virtuales como Claude Lévêque y diseñadores de moda como Jean Paul Gaultier.

La variedad está presente también en la selección musical de la obra que se representa este viernes en San Sebastián en la que se alterna el ‘Lacrimosa’ del Requiem de Mozart, con obras de Ligeti, Bach o Poulenc, y sonidos del ‘heavy metal’.

«También habrá cantos griegos antiguos y músicas religiosas o no totalmente religiosas pero que evocan espiritualidad», ha detallado Lévêque.

El proceso creativo del coreógrafo comienza con una idea «que no se sabe muy bien a dónde va y que va tomando forma según la van ensayando los bailarines en el estudio del Pabellón Noir», ha indicado Araceli Caro, una de las 19 integrantes de la compañía que se subirá hoy al escenario del auditorio donostiarra.

Para los bailarines este proceso es «muy interesante» porque, en un principio, no se aprecia la idea de forma clara pero Preljocaj «le permite que se expresen y aporten una pizca de sal a las coreografías», ha indicado.

En todo caso el resultado es «muy coral», pero con un baile en grupo «muy preciso» que hace a los componentes del ballet «sentir que hay una sintonía de grupo», ha señalado la bailarina italiana Micol Taiana.

La obra se desarrolla con una escenografía sobria en blanco y negro acompañada de las video creaciones de Nicolas Clauss, los figurines de Eleonora Peronetti y el diseño lumínico de Eric Soler.