São Paulo, 14 abr (EFE).- La Academia Brasileña de Letras lamentó este lunes el fallecimiento del escritor Mario Vargas Llosa, quien también era miembro correspondiente de la institución, y ensalzó su “contribución” a la literatura en lengua portuguesa.
La Academia celebró en un comunicado los aportes al “diálogo cultural” entre Brasil y el mundo hispánico del autor peruano, ganador del Premio Nobel en 2010 y fallecido el domingo a los 89 años.
Además, recordó que Vargas Llosa ocupaba desde 2014 el asiento número 12 de los miembros correspondientes a la institución, cuyo objetivo es promover la literatura en lengua portuguesa.
La Academia destacó obras como ‘La ciudad y los perros’ (1963) y ‘Conversación en la catedral’ (1969) y lo presentó como uno de los “principales nombres” del ‘boom’ latinoamericano, junto a Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Carlos Fuentes.
Vargas Llosa era un gran conocedor de la literatura en portugués y se inspiró en ‘Os sertões’ (1902) de Euclydes da Cunha, un clásico de las letras brasileñas, para ‘La guerra del fin del mundo’ (1981).
En esa novela, el autor peruano cuenta la historia de la guerra de Canudos, un conflicto entre el Ejército brasileño y miembros de un movimiento popular de carácter religioso que sacudió al estado de Bahía en los últimos años del siglo XIX.
Vargas Llosa, quien viajó a Brasil para visitar los más de veinte pequeños pueblos donde se desarrollaron los acontecimientos, dijo en su autobiografía ‘La realidad de un escritor’ (2020) que ese había sido su proyecto “más ambicioso” y el que le había planteado “más dificultades”.
“Intenté crear un idioma que no es del todo español, a pesar de ser español, una lengua en la que introduciría algunos “lusitanismos”, algunas palabras portuguesas, para dar color brasileño a las frases, al idioma”, escribió.
El peruano también fue un amigo y un admirador del brasileño Jorge Amado, de cuyos libros destacó la “vitalidad juvenil” durante la entrevista a ‘Folha de São Paulo’.
A su vez, Amado, autor ya fallecido de ‘Gabriela, clavo y canela’ (1958) y eterno candidato al Nobel, le ayudó a organizar el viaje a Bahía para escribir sobre la guerra de los Canudos y destacó la “amplitud de temas” que tocaba el peruano en sus libros.